Vídeo de la mesa redonda en el Ateneu de Maó | Youtube: Ateneu de Maó

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Las familias piden alternativas para quienes no quieren ser arrollados por el «tsunami digital», en palabras de Amalia Quintanilla, madre y una de las promotoras del colectivo que defiende unas aulas libres de pantallas, que ha llegado a colegios e institutos con la introducción de los ordenadores portátiles Chromebook, tanto para estudiar como para hacer deberes en casa.

Si una madre o un padre no autorizan la apertura de la cuenta de correo Gmail para que su hijo menor de edad acceda a esta enseñanza digitalizada –que por otro lado encarece, y mucho, el material escolar–, ¿existe una metodología alternativa? ¿Hay una mayoría de progenitores, desorientados ante las nuevas tecnologías, que autorizan solo para que sus hijos no sean los ‘raros’ de la clase y se queden rezagados?

Estas y otras preguntas que están en el aire generaron un intenso debate en el Ateneu de Maó, que acogió recientemente la mesa redonda «El mòbil i la tablet a l’aula o a casa?», moderada por el psicólogo Javier Tejero y que contó con la participación de Juan José Ruiz, del centro de formación de profesorado Ibsteam; Amalia Quintanilla, de Aules Lliures de Pantalles; María José Sanz, directora del instituto Pasqual Calbó; y Jaume Mascaró, inspector de Educación.

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Padres y madres entre el público intervinieron y mostraron su preocupación porque les falta un acompañamiento digital para poder ayudar a sus hijos en casa, o porque estos ganan competencias digitales pero pierden otras, como la capacidad lectora o de concentración; también porque los Chromebook son una puerta a internet y sus riesgos, ante los cuales demandan que la escuela sea un muro de contención. Incluso Quintanilla advirtió que «algunos centros no están notificando el usuario y contraseña del Chromebook de sus hijos a los padres», cuando, subrayó, debería ser así, ya que se les requiere autorizar ese acceso de los menores.

Por su parte, representantes del ámbito docente y educativo, abogaron por un uso controlado de las nuevas herramientas tecnológicas, y recordaron que la ley educativa Lomloe recoge la enseñanza de la competencia digital a los alumnos y la formación en un uso responsable. «Obviar recursos como tablets y ChatGPT es vivir de espaldas a la sociedad actual, la controversia está en qué nivel de uso se hace de ellas», afirmó el inspector Jaume Mascaró, quien reconoció que el cambio social con la digitalización es «muy rápido y profundo» y el legislador «va a remolque».

Por otro lado, Juan José Ruiz, del centro para el profesorado IBSteam, que se encarga de la competencia digital docente, defendió que solo con formación y conocimiento «podemos tener una visión crítica», «es fundamental ante este proceso de digitalización», dijo, «el otro escenario, el de no conocer, a mi personalmente me da más miedo».

Una combinación de técnicas, desde el Chromebook a la redacción a mano

Con numerosos profesores y padres entre el público, la directora del IES Pasqual Calbó, María José Sanz, aseguró que en el centro se combinan metodologías, «muchos días no se usa para nada el Chromebook», y también «se hacen redacciones a mano, dictados o trabajo por proyectos», a la vez que se intentan evitar los deberes en pantallas. «El Chromebook es una herramienta más como antes lo era el diccionario». Aunque también recordó que las pantallas han facilitado los itinerarios adaptados para los alumnos y consideró que los portátiles se seguirán usando en colegios, institutos y universidades porque «creo que ayudan, no es un impedimento para aprender si se hace un uso equilibrado».

Sanz recalcó que los profesores «nos estamos formando para ayudar a nuestros alumnos, no queremos ningún daño para ellos».