De izquierda a derecha, Emma Rivas, psicóloga del equipo de acogimiento y adopciones del Consell; tres jóvenes que fueron acogidos; y un padre y una madre de acogida. Todos ellos compartieron sus experiencias.    | MANOLO BARRO

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En Menorca hay 22 niños y niñas desprotegidos y en acogida residencial, quince en la Casa de la Infancia y siete en el piso que depende del departamento de Bienestar Social del Consell. Otros 33 menores están en hogares, 18 bajo el amparo de una familia de acogida extensa, es decir, con la que tienen algún lazo de parentesco aunque no son sus progenitores, y 15 con familias de acogida ajena, que participan en el programa de acogimiento del Consell.

Las cifras muestran un notable incremento de los padres y madres acogedores. El pasado febrero, cuando la institución lanzó la campaña «Menorca Acollidora», eran solo ocho los menores que recibían la atención de una familia de acogida que no es la suya de origen. En nueve meses casi se ha duplicado el número de niños y adolescentes acogidos con dicha fórmula.

Bienestar Social sigue dando a conocer en qué consiste el acogimiento familiar, para evitar que los menores desprotegidos entren en acogida residencial y lo hagan directamente en hogares, y con este objetivo se celebraron ayer, en la Sala Multifuncional de Es Mercadal, unas jornadas en las que se contó con dos ponentes, referentes de este ámbito en Bizkaia, Janire Barcena, directora de la cooperativa Agintzari SCIS,    y Josu Gago, director de Redes AFE. Después tomaron la palabra los verdaderos protagonistas de esta medida de protección: los jóvenes que un día fueron acogidos y los padres y madres que, con apoyo de profesionales, les dieron un hogar temporal.

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Con el formato de una mesa redonda, algunos participantes en la acogida expusieron sus experiencias ante un público mayoritariamente formado por profesionales del ámbito social, educativo y sanitario, aunque el evento estaba abierto al público en general. Algunas de las conclusiones de las jornadas apuntan a la necesaria colaboración público-privada para proteger a los menores, «ligada al tercer sector y no a la cuenta de resultados económicos», opinó el psicoterapeuta de familia Josu Gago.

En Menorca no se da el acogimiento especializado como el que expuso este experto, y se trata de una reivindicación. «El Consell tendría que pedir el desarrollo de la Ley 9/2019 donde sí se contempla el acogimiento profesionalizado», afirmó una madre de acogida, quien por ejemplo señaló que no existe un permiso laboral retribuido por el acogimiento de un menor.

«Las ayudas son irrisorias para un buen acogimiento», dijo Michel Messara, padre de acogida, no se incentiva a las familias y los servicios sociales, añadió, «están saturados», cuando son fundamentales para el seguimiento y apoyo en estos procesos.

Josu Gago expone el modelo Redes AFE para curar el trauma

Josu Gago, director de Redes AFE, expuso algunas claves de este modelo de Acogimiento Familiar Especializado en el que la evaluación previa y final, del menor y de la familia, así como de los agentes que están alrededor de la acogida, cobra una importancia vital. Este tipo de acogimiento se desarrolla en el seno de una familia igual, pero alguno de sus miembros debe tener experiencia y capacidad técnica, una cualificación o formación específica, porque «el objetivo es reparar el daño allí donde se ha producido», aseguró Gago, «reparar el trauma» de los menores que necesitan este recurso. La casuística es amplia, pero según este experto, los niños y adolescentes que entran en este programa de acogimiento especializado presentan elementos comunes, como la disociación, la desregulación emocional, la tristeza, y todo ello les conduce a la vivencia de un mundo inseguro, por el que transitan con una «armadura» emocional.

Josu Gago, director de Redes AFE, fue uno de los ponentes.