En Sant Lluís el servicio de atencióm a domicilio de alta intensidad cuenta con 30 usuarios. | Gemma Andreu

TW
20

Las dificultades para cubrir las bajas de los trabajadores familiares del Servicio de Atención a Domicilio de Alta Intensidad de Sant Lluís están repercutiendo en la calidad de la asistencia que se presta. Así lo reconocen desde el Ayuntamiento, después de que algunos usuarios se hayan quejado de que el servicio queda desatendido y de que a menudo se les avisa con muy poco margen de tiempo para reorganizarse.

El servicio de atención domiciliaria para mayores de 65 años que se presta en este municipio se amplió en marzo de 2023 gracias a una prueba piloto impulsada por el Ayuntamiento y el Consell, que  ha permitido convertirlo en un servicio de alta intensidad, y extender la ayuda a las tardes, los fines de semana y los festivos, así como ampliar la asistencia con nuevos servicios, como el de fisioterapia.

Este servicio permite atender a las personas mayores en su domicilio, sin necesidad de que tengan que ingresar en una residencia geriátrica o en un centro de día, y posibilita que reciban ayuda para realizar tareas como cocinar, ducharse o hacer la compra.

Gracias a la prueba piloto, la plantilla del Consistorio formada por tres trabajadores familiares se pudo ampliar con tres nuevos empleados, que en estos momentos atienden a unos treinta usuarios, pero se trata de un número muy ajustado, y cuando se producen bajas el servicio se resiente.

Falta de personal

El concejal de Servicios Sociales, Eloy Pons, lamenta que el Ayuntamiento tiene muchas dificultades para encontrar personal para cubrir las sustituciones, lo que atribuye a una falta generalizada de trabajadores familiares. «Durante este año hemos sacado seis ofertas a través del SOIB para cubrir las bajas, ya sea por enfermedad o porque la persona se ha ido a otro trabajo, pero siempre quedan desiertas y no salimos de este bucle», asegura. Pons también explica que a menudo las personas que se presentan no cumplen con los requisitos exigidos.

Por todo ello, los trabajadores municipales tienen que hacer horas extras, para cubrir, como mínimo, los servicios esenciales. Desde el Consistorio también recuerdan que por ley no pueden crear nuevas plazas estructurales y, además, tienen que competir con las mejores condiciones laborales de los geriátricos o del Ib-Salut. La prueba piloto que ha permitido ampliar el servicio en Sant Lluís finalizará el próximo mes de marzo.

Mancomunar el servicio

Las dificultades para encontrar trabajadores familiares para atender las cada vez mayores necesidades en el ámbito de la dependencia son un problema que afecta a todas las administraciones de la Isla. Para resolver esta escasez de personal, desde el Consell trabajaban con la voluntad de mancomunar el servicio de atención a domicilio, con la premisa de que esta fórmula permitiría ofrecer unas mejores condiciones laborales y facilitaría la confección de las plantillas.

«No hay nada cerrado, pero ya lo hemos hablado con el Govern y con los ayuntamientos y queremos avanzar en esta dirección», señala la consellera de Bienestar Social, Carmen Reynés, quien remarca que el objetivo a largo plazo es ampliar la atención para acabar con servicios de alta intensidad en todos los municipios.

El apunte

«Han hecho mucho por nosotros y ahora no los podemos dejar tirados»

Miguel Ángel Coll es una de las personas que han denunciado los problemas del Servicio de Atención a Domicilio de Alta Intensidad de Sant Lluís, mediante una carta publicada ayer en «Es Diari». Coll explica que desde hace unos meses han detectado que el servicio queda desatendido por las bajas de los trabajadores familiares, que se avisan con muy poco tiempo, lo que impide a las familias reorganizarse. «El Ayuntamiento no sustituye    al    personal y los mayores se quedan sin el servicio, con todo lo que esto significa», lamenta.

Además, explica que esta situación provoca que a menudo se cambien los horarios de atención a los usuarios, a veces de manera repentina, lo que dificulta las rutinas de los mayores. «En el caso de mi madre, yo vivo cerca de ella y muchas veces lo podemos solventar, pero hay otras familias que lo tienen más difícil, y a la gente mayor no les puedes cambiar los horarios cada dos por tres, porque les afecta y no es cómodo para ellos», enfatiza.

En el caso de su madre, el servicio le permite contar con una ayuda diaria para ducharse, limpiar, cocinar o incluso salir a dar una vuelta, aunque Coll señala que 45 minutos al día no dan para mucho. Por todo ello, pide que se destinen más recursos    y se busquen fórmulas para mantener y mejorar el    servicio. «La gente mayor ha hecho mucho por nosotros y ahora no los podemos dejar tirados», asevera.   

La prueba piloto que ha permitido convertir la atención domiciliaria en Sant Lluís en un servicio de alta intensidad finalizará el próximo mes de marzo, aunque el Consell prevé alargarlo unos meses para que el Consistorio tenga tiempo para justificar todos los gastos, algo que todavía no ha hecho. Durante los dos años de la prueba, el Consell ha financiado el servicio con 400.000 euros, pero desde el departamento de Bienestar Social ya anuncian que no será posible prorrogar el servicio mediante la fórmula actual.