Un informe alerta que Menorca sufre un déficit sanitario ante el envejecimiento de su población

La tasa de camas hospitalarias es baja y preocupa que se generen tensiones en el futuro

La entrada principal de acceso al ‘Mateu Orfila’, a las afueras de Maó, en una imagen reciente | Foto: Gemma Andreu

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Menorca presenta un déficit en su estructura sanitaria, del que fundamentalmente se advierte una insuficiente tasa de camas hospitalarias, en comparación a enclaves similares como son Eivissa-Formentera y las canarias islas de Lanzarote y La Palma, según detecta el último informe de las cuatro islas elaborado sobre sus indicadores de sostenibilidad, y en el que a nivel menorquín ha participado el Observatori Medioambiental de Menorca (Obsam).

Ese escenario, unido al continuado envejecimiento de la población, como también al crecimiento que de esta, ya sea a causa de los movimientos migratorios o por el fenómeno turístico –y a veces vinculado uno con el otro–,   proyectan un escenario cuanto menos preocupante, que en adelante apunta a generar tensiones en la Isla.

A peor

Por contra, Eivissa, la única de las cuatro en ese sentido, acredita un crecimiento relevante en cuanto a camas hospitalarias (24 por cada 10.000 habitantes), y lidera ese apartado junto con La Palma (23), si bien el contexto entre una y otra difiere, en tanto que la pitiüsa balear ha experimentado una clara mejoría y la canaria se muestra estancada en su oferta, y en descenso.

Ese dato, del que tampoco escapan Menorca (14 camas por  cada 10.000 habitantes) ni Lanzarote (19), tiende a empeorar dado la alta dependencia –personas que necesitan de cuidado–, y el porcentaje de población envejecida, cada vez mayor, lo que se advierte al alza. Matizar que en lo concerniente a la accesibilidad, la cobertura de tarjetas sanitarias es más equilibrada, siendo el tope en Eivissa (99%) y la peor en La Palma (92%).

Calibrar la calidad del servicio, al carecer de un indicador común para medir la misma, no es posible, pero datos del Sistema Nacional de Salud (SNS) reflejan que Balears dispone de una mayor proporción de personal médico, y por contra Canarias está más dotada en personal de enfermería.

El análisis detalla y concluye respecto a Menorca, cuya densidad de población ha pasado de 93 habitantes por km2 en 1991, a 142 en 2023, para una demografía estable de 99.005 ciudadanos –por los casi 65.000 de  1991–, la necesidad de reforzar infraestructuras y recursos sanitarios, y de implantar estrategias adaptadas al impacto turístico –lo que por ejemplo equivalió a una presión demográfica de 146.045 personas en verano de 2023, con un pico de 200.000 en temporada alta, aunque su repercusión es mayor en el servicio de urgencias–, con la finalidad de garantizar un sistema sanitario equilibrado y eficaz para sus habitantes.

Crecimiento moderado de la población; de 65.000 a 99.000 habitantes

De las cuatro islas que abarca el informe, Menorca, y también La Palma, es la que muestra un crecimiento más moderado. Su población actual es de 99.000 habitantes, con 19,5% de ellos nacidos fuera de España (65.000 en 1991), por los más de 158.000 de Eivissa y Lanzarote, cuyo incremento ha sido sustancial. La Palma tiene unos 84.000. A inicios de los 90, las cuatro tenían unos valores de población muy similares.

El problema de la vivienda, un denominador común

Además del problema sanitario por la falta de camas, Menorca –también las otras islas– confronta un problema que ya es común en muchos enclaves del país; el problema de la vivienda. Las limitaciones inherentes a un territorio pequeño y sus restricciones –lógicas– en el momento de construir, el impacto del turismo –más demanda que oferta en ciertos casos– y el crecimiento demográfico, las claves del problema.

Más presupuesto público y mayor abstención a la hora de votar

Menorca, desde 2006, crece en presupuesto del sector público, con 142 millones en 2023 (por 120 Eivissa; 170 millones Lanzarote y 187 La Palma), mientras su presupuesto per cápita también ha ido en aumento; 1.442 € en 2023. Por contra, decrece la participación a la hora de votar, siendo clave el desapego a la tierra de los inmigrantres (casi el 20% de la población en la Isla) y la pérdida de confianza de la población en las instituciones.

Incremento preocupante de la tasa de criminalidad

Menorca ha experimentado un incremento notable de la tasa de criminalidad en una década; del 29,8 sobre mil habitantes de 2015 pasó a 46,4 en 2023, el aumento más relevante de las cuatro islas. Lanzarote pasó del 48,1 en 2015 a 44 en 2023, con mínimos en 2021 (37,4) y un repunte posterior. La Palma presenta el índice más bajo, con 28,7 en 2023 y Eivissa el más elevado; 77,3 en 2023, si bien en 2017 llegó a un pico de 109,6.

El turismo, motor económico, si bien Menorca presenta mayor diversificación

El turismo es el motor de la economía de Menorca, que no difiere en ese sentido de Eivissa-Formentera, ni de Lanzarote o La Palma, si bien cada enclave presenta sus matices. La Isla, en 2009, contaba 3.537 empresas y actualmente, tras el bajón de 2014 a causa de la crisis y posterior recuperación, tiene 3.481. Por sectores, un 19% se dedica a la hostelería, un 21% al comercio y un 14% a la construcción (el índice más elevado de las cuatro islas). En conjunto, el sector terciario supone el 73% de la economía menorquina ante el 79% de Eivissa o el 86% de Lanzarote. La industria manufacturera representa un 8% para la economía de Menorca, el más alto de las islas, y que demuestra una mayor diversificación sectorial dentro de una clara dependencia del turismo.

Una renta per cápita de 15.077 euros, mayor que en 2015, y la más alta de la comparativa

El modelo económico-turístico, al margen del evidente beneficio que genera, tiene también sus inconvenientes. Concentra gran parte de la actividad laboral, y de visitantes por tanto, en los meses estivales, en lo que se abunda en los casos de Menorca y Eivissa (Canarias, dado su clima más caluroso todo el año, atomiza ese flujo de personas) y genera ciertas desigualdades sociales. Menorca, en ese sentido, es la isla que menos se presta a ello y la que acumula la tasa de paro más baja (4,7% en 2023) y de menor riesgo de exclusión social (13%). En cuanto a renta per cápita, la Isla tiene la más alta, con 15.077 euros en 2022 (por los 11.127 de 2015). La de Eivissa era en 2022 de 14.979€. La Palma, 12.938 y Lanzarote, 12.228.