En ese marco, el inicio de las obras, cuyo presupuesto inicial se eleva hasta los 300.000 euros, se emplaza en el mejor de los escenarios para después de verano, explican desde el Consell.
«Restan muchos trámites, pero siendo positivos y contando con que haya empresas constructoras que opten al concurso, los plazos podrían comprender entre el tercer y cuarto trimestre de este año, en esas fechas quizá podamos tener ya hecha la licitación», anota la directora insular de Ordenación Territorial y Turística, Conchi Gómez.
Seis meses
La obra, que no afecta a la estructura, por lo que su duración no debiera dilatarse más allá de los seis meses, generará un espacio para entre quince y dieciocho personas en riesgo de exclusión social o residencial grave, a las que se ofrecerá la posibilidad de pernoctar, tomar un refrigerio o de llevar a cabo su aseo personal.
«Hay mucha más gente de la que nos gustaría en esas circunstancias, la vida ha subido mucho, y los sueldos no», refiere Gómez acerca del porcentaje de la población que precisa de este tipo de ayuda o socorro, por lo que ante la posibilidad de que el centro colapse al poco de abrir, este asimismo se auspicia para desarrollar funciones de acompañamiento, lo que será como una suerte de ‘base’ para una serie de servicios –que se externalizarán, como la gestión del centro, por medio de una concesión, para la que ya habría un par de empresas interesadas, entienden desde el Consell.
Este papel lo asumirán las UMES (Unidad Móvil de Emergencia Social), que acercan el servicio a la gente sin necesidad de tener que acudir al centro. «Si necesitan alguna cura u otra cosa, se les proporciona», detalla Conchi Gómez, quien por otra parte desvela que el Consell dispone de un registro sobre personas que carecen de hogar y viven en cuevas u otros enclaves poco hospitalarios.
«No se les ve, pero les tenemos localizados», asiente la directora insular, que desvela también que se trata de personas que en ciertos casos «rechazan reincorporarse a la sociedad, y es nuestra labor ayudar a que lo hagan».
Con todo, también para esos casos concretos el nuevo centro que localizará en la calle Borja Moll de Maó, en el tramo que hace esquina con Roca i Vinent, ofrecerá sus parabienes, como la posibilidad de custodiar enseres particulares sin tener que residir allí.
«Hay gente que vive en la calle y lo poco que tiene, no quiere que se lo roben; en el centro podrán guardar sus cosas o su ropa, por ejemplo en una taquilla», añade Gómez, que advierte en dicho servicio igualmente «un modo» de poder ir captando a esa gente en riesgo de exclusión social.
Las claves
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Las obras, en el mejor de los casos, darán inicio tras el verano
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Debe ayudar a descongestionar las casas de acogida
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Se trata del primer centro de este perfil que tendrá la Isla
5 comentarios
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Es sabut que aquestes persones no sempre es volen reincorporar a sa vida social. Per ser usuaris d aquest centre els hi haurien d exigir un mínim de feina (a Menorca tenim prou oferta laboral) i també higiene.
JordjevicEn la zona de la plaza biosfera hay locales vacios, por cierto bastante altos que quizas el consell podria usarlos y asi los tendria mas cerca para ayudarles.
Jordjevic¿ y efecto llamada ?
Y después de alojarlos, que les busquen trabajo para subsistir por su cuenta cuanto antes, aquí solo vive del cuento el REY y su prole
Tanto buenismo se nos va de los manos. Van a meter lo mejor de cada casa en un barrio que hasta la fecha era super tranquilo. Que dios nos pille confesados. Tiempo al tiempo.