La 'cara b' del nuevo modelo: incinerar cuesta el triple que enterrar y falta el transporte

En la planta de Son Reus el precio es de 114 euros por tonelada, muy por encima de los 39,32 euros que se cobran en Milà

Vista general de la incineradora de Son Reus | Foto: E.C.

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El precio actual de incinerar los residuos en la planta de Son Reus, en Palma, es de 114 euros por tonelada, muy por encima de los 39,32 euros que cuesta enterrar una tonelada de residuos no peligrosos en el vertedero de Milà.

De esta manera, y a pesar de que la presidenta Marga Prohens anunció ayer que el acuerdo para que Eivissa pueda enviar sus residuos a Mallorca incluirá una reducción de la tarifa de incineración del 10 por ciento, este método seguirá siendo mucho más caro que el de enterrar los residuos, como hace ahora el Consell.

Además, al coste de la incineración se tienen que sumar los gastos de transporte, tanto por carretera como por vía marítima, aunque la normativa estatal de residuos prevé ayudas económicas para el transporte interislas.

Vertedero de Milà

La normativa europea en materia de residuos, de la que se derivan la estatal y la balear, está imponiendo cada vez más restricciones al uso de los vertederos y también a sus ampliaciones, lo que obliga al Consell a abordar la necesidad de dejar de enterrar basura en Milà. De hecho, la ley obliga a reducir en más de un 75 por ciento la cantidad de basura que actualmente se está depositando en el vertedero menorquín antes del año 2030. Concretamente, la normativa establece que la cantidad de residuos que acaban en el vertedero no puede superar el diez por ciento de los valores registrados en 2010, cuando se enterraron en Milà algo más de 44.500 toneladas de basura. De esta manera, el objetivo para dentro de cinco años se establece en torno a las 4.500 toneladas, cuando en estos momentos se está vertiendo un volumen de alrededor de 20.000 toneladas.

Por todo ello, los objetivos de reducción de los residuos enterrados en Milà se antojan difíciles de cumplir, incluso teniendo en cuenta que la puesta en marcha del sistema de recogida puerta a puerta está permitiendo reducir la cantidad de residuos que se entierran.

Ahora, ante la disyuntiva entre enviar los residuos a Mallorca o construir una incineradora en la Isla, el Consell deberá calcular cuál de las dos opciones es más viable en términos económicos, además de los ambientales.