EL GRAN RETO DEL AGUA

Menorca afronta otro verano récord de turistas con las reservas de agua más bajas en una década

Con un nivel del 51 por ciento en abril, el peor desde 2015, la isla sigue en situación de prealerta por sequía

La escasez de agua obligó el verano pasado en Maó a reducir la presión en la red, cortar las fuentes, suspender el riego y pedir moderación a grandes consumidores

TW
50

Menorca afronta el peor inicio de temporada en lo que a reservas hídricas se refiere, están al nivel más bajo de la última década, es una de las ocho unidades de demanda que el Govern mantiene en escenario de prealerta por la sequía y la previsión es que desciendan más en mayo. Mientras tanto, el turismo se prepara para pulverizar nuevos récords.

Las reservas de agua en el mes de abril se situaron al 51 por ciento, la provisión con la que se solía contar años atrás en pleno verano o al final del mismo, pero con vistas a iniciar el periodo de máxima población y actividad del año. Contrasta ese 51 por ciento de reserva hídrica con el aumento del 25 por ciento de turistas recibidos, según datos de Ibestat-Frontur, en el primer cuatrimestre del año. Es un choque de trenes, por un lado el aumento de población y de visitantes y por otro, la tendencia acusada en los últimos cuatro años al descenso de un recurso fundamental como es el agua.

La evolución de las reservas hídricas en abril, según los datos publicados por la Conselleria del Mar y el Ciclo del Agua, es de descenso constante desde el año 2015, entonces estaban al 74 por ciento, 23 puntos porcentuales por encima del nivel actual. En agosto se ha llegado a la cota más baja de reservas hídricas, mermadas por la falta de lluvia y la mayor demanda, llegando a ser del 39 por ciento –la más baja de esta serie histórica–, en agosto del año pasado, cuando municipios como Maó tuvieron que tomar medidas urgentes, con la reducción de la presión en la red, la suspensión del riego en espacios públicos, el cierre de fuentes y la demanda a grandes consumidores, como el sector náutico y las empresas de lavado de coches, que usaran el agua con moderación.

«Estamos apretando mucho al acuífero, casi al máximo, el balance hídrico está muy cercano a cero, pero si llueve un poco menos no se recupera, es una situación muy justa», opina Sonia Estradé, técnica-investigadora del Observatori Sociambiental de Menorca (Obsam). Pese a que los consumos per cápita bajan, la población no deja de crecer «y la extracción aumenta, porque hay más gente».

Lluvia que descarga mal

En marzo se triplicó la lluvia habitual de ese mes del año en Menorca, fue excepcionalmente lluvioso; también en mayo, según la Agencia Estatal de Meteorología, ha llovido un 56 por ciento más de lo normal, de promedio se han recogido 42,3 litros por metro cuadrado cuando lo habitual es 27,1 litros. Entonces, ¿por qué los acuíferos no se recuperan? Su descenso se observa con claridad en las gráficas sobre niveles piezométricos (la profundidad a la que se encuentra el agua) del Obsam.

Estradé explica que la lluvia no siempre implica que se recargue el acuífero, se necesitan precipitaciones abundantes y sostenidas en el tiempo, pero no una lluvia que descargue mal. «La cantidad de lluvia, de media anual, puede ser la misma que la de 2015, pero se da en episodios más violentos, torrenciales». El funcionamiento del acuífero es complejo, no toda la lluvia se infiltra y llena los depósitos subterráneos de la Isla, hay precipitaciones que se quedan en la superficie, ofrecen verdor, pero «el agua tarda en infiltrarse y en correr bajo la superficie, los acuíferos no tienen la capacidad de reacción de los pantanos», que se llenan rápido si abunda la lluvia pero también se vacían pronto en épocas de sequía.

De los dos acuíferos de Menorca, Migjorn y S’Albaida, en este último los niveles piezométricos llevan bajando desde 2012 «y el Govern no lo tiene como masa de agua en riesgo», apunta la ambientóloga.

El apunte

«Hay muchos datos de consumo que no se están controlando»

El Obsam controla las reservas de los acuíferos y su nivel desde 1984, en el caso del acuífero de Migjorn, y desde 1999, en el de S’Albaida. «Ha costado años, pero ahora tenemos control del suministro urbano», señala Sonia Estradé, sin embargo hay otros muchos datos, de explotación de pozos en suelo rústico, de los que «no tenemos información», subraya. Ese es otro factor clave que explicaría por qué en tiempos en los que la pluviometría es superior, los niveles freáticos no son buenos y los acuíferos siguen bajando. Están las construcciones ilegales en el campo, los hortales; el uso en explotaciones agrarias; y por último, una tipología de alojamiento que ha aumentado en los últimos años: los hoteles de interior, lujosos y con servicios como spas, jacuzzis y aljibes reconvertidos en piscinas.

«No sabemos cuánto extraen, si lo hacen de pozos legales o no, no hay contadores, por lo que no se puede controlar si consumen con cuidado o no», explica la técnica, «nuestro balance nos daba valores positivos pero ahora estos bajan incluso en años que no son especialmente secos» y eso se debe, añade, a que han aumentado los consumos no controlados.

Agustí Rodríguez, geólogo y experto en hidrogeología, lo señala en el último cuaderno de la Reserva de Biosfera titulado «Los retos del agua en Menorca»: hay unos 2.500 pozos inscritos en el registro de la Dirección General de Recursos Hídricos, pero solo se controlan los consumos de las 150 captaciones que se utilizan para el abastecimiento urbano, el 6 por ciento del agua extraida en la Isla.