Los vecinos de Sant Climent, en alerta ante un posible crecimiento excesivo y poco adecuado

Residentes y expertos temen que edificar en rústico cambie la fisonomía y la identidad del pueblo

La reunión, organizada por la entidad vecinal, respondió a la creciente demanda informativa de los santclimenters | Foto: Josep Bagur Gomila

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La Asociación de Vecinos de Sant Climent convocó el martes una reunión informativa para analizar el impacto que podría tener en el pueblo el nuevo decreto ley excepcional de vivienda impulsado por el Govern balear. El crecimiento urbanístico que prevé la normativa genera inquietud entre los vecinos, que están preocupados por una transformación profunda del núcleo.

El texto legal contempla la posibilidad de que los municipios de más de 20.000 habitantes en Balears puedan edificar en suelo rústico, concretamente en las áreas de transición, zonas que hasta ahora se reservaban para un desarrollo urbano futuro. A ello se suma que, en los municipios con más de 10.000 habitantes, se podrá desbloquear suelo urbanizable paralizado en estos momentos.

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La reunión contó con la participación de dos expertos en la materia. | Josep Bagur Gomila

Cabe destacar que ambas medidas fueron concebidas inicialmente para dar respuesta a la emergencia habitacional de la ciudad de Palma, pero finalmente se aplicarán al conjunto del Archipiélago.

Impacto sobre Sant Climent

Durante el encuentro celebrado en Sant Climent, se analizó cómo afectaría la aplicación de este decreto a un núcleo pequeño como el del pueblo, que se vería directamente impactado por los cambios. Mateu Martínez, técnico de Urbanismo del Consell Insular, explicó que la aplicación de la ley supondría un «incremento del 45 por ciento del suelo edificable del pueblo». A ello se sumaría la reclasificación del suelo rústico incluido en las Áreas de Transición.

Según detalló el experto, no se prevé la construcción de viviendas unifamiliares, sino de bloques de pisos. Si esta operación urbanística se llevara a cabo en su totalidad, «la población se duplicaría», afirmó Martínez.

Aunque en la reunión no se manifestó una postura unánime entre los asistentes, ni existe una visión única entre los vecinos, sí se manifestó una preocupación común: que este crecimiento urbanístico altere profundamente la fisonomía del pueblo y el espíritu comunitario que lo caracteriza.

La aplicación del decreto ley supondría un incremento del 45 por ciento del suelo edificable. | Katerina Pu

Tal como coincidieron Martínez y Miquel Camps, coordinador de Política Territorial del GOB Menorca y también ponente en la charla, «estas medidas están pensadas para una ciudad como Palma, para dar respuesta a sus problemas de vivienda, que son muy distintos a los de Sant Climent».

La reunión concluyó con una inquietud compartida. Aunque el Govern balear justifica el decreto por la situación de emergencia habitacional, su carácter excepcional permite eximir a los promotores de requisitos esenciales. Entre ellos, prever los recursos necesarios para garantizar una vida digna, «como el abastecimiento de agua, el aparcamiento, la existencia de una escuela o la dotación de equipamientos comunitario», tal como explicaba Camps. En un núcleo como Sant Climent, muchos temen que esta vía rápida hacia la construcción acabe desconfigurando la fisonomía del pueblo y debilitando el equilibrio que define su forma de vida.

El apunte

«Los suelos rústicos son precisamente los que menos dotados de equipamientos están»

El interés que ha despertado el nuevo decreto ley de vivienda en Sant Climent refleja el impacto potencial que podría tener sobre el pueblo. Aunque fue diseñado inicialmente para hacer frente a la emergencia habitacional de la ciudad de Palma, su tramitación ha acabado incorporando a todos los municipios de más de 10.000 y 20.000 habitantes, entre ellos Maó y, en consecuencia, Sant Climent. Por ahora, está previsto que sean los ayuntamientos los que tengan la última palabra, y el alcalde de Maó ya ha expresado su malestar.

Con la aplicación del texto, la superficie urbanizable del núcleo se triplicaría, pero lo más controvertido es su carácter excepcional. Los proyectos podrían impulsarse sin cumplir los requisitos habituales de planificación urbanística. Tal como señala Miquel Camps, coordinador de Política Territorial del GOB en Menorca, «este marco exime a los promotores de prever los servicios e infraestructuras necesarios para acompañar el crecimiento poblacional». Si la población de Sant Climent se duplicara, también habría que garantizar aparcamientos, escuela, suministro eléctrico, agua o espacios comunitarios, entre otras infraestructuras.

Sin embargo, nada de eso estaría asegurado. «Los suelos rústicos son precisamente los que menos dotados de equipamientos están», advierte Camps, por lo que permitir su urbanización sin recursos mínimos «es una medida que compromete de pleno el equilibrio territorial».