Un día de trabajo con FCC en Ciutadella: los residuos más absurdos que se tiran en los contenedores

Particulares, establecimientos y empresas llenan las calles de todo tipo de enseres, desde estufas de butano, a hornos y muebles, dificultando la labor de limpieza

Vecinos, empresas y profesionales depositan a diario, una gran cantidad de basura de forma incorrecta. Sucede en alrededor de un 20 por ciento de los contenedores, es decir, en un centenar de ellos | Foto: Josep Bagur Gomila

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Contenedores del parking junto a la Cova de s’Aigua de Cala Blanca: una estufa de butano, un palé de madera, una silla, un sillón de terraza y numerosas cajas de cartón. Camí de Són Carrió, junto a la rotonda: dos termos eléctricos, una butaca, una mesa, cuantiosos restos de poda y de cajas, escombros, palés, bandejas de maletero de coche y otros enseres. Calle Torre de s’Aigua de Cala en Blanes: un horno y un mueble de cocina, puertas, fragmentos de somieres y numerosos restos de fontanería. Camí de Sa Vinyeta: dos sacas de escombros de obra, cartones o una tabla de planchar. Esquina entre el Carrer de Circumvalació del Lago de Cala en Bosc y el vial al parking de un hotel: dos bidones de aceite de cocina, cajas de cartón, bolsas de basura fuera del contenedor.

Estos son solo algunos ejemplos de lo que, a diario, se encuentran los operarios del servicio de recogida de residuos, ya sea dentro de los contenedores o desperdigados en sus alrededores, tanto en las urbanizaciones como en el casco urbano de Ciutadella. En el municipio hay distribuidos unos 500 contenedores, y cada día surgen dificultades en un 20 por ciento de ellos.

Realizamos un recorrido por algunos de los puntos más conflictivos, este mismo jueves, en el municipio donde, a nivel de calle, proliferan las quejas por la suciedad y la mala imagen que ofrece la ciudad. En realidad, esto es aplicable a muchos lugares de toda Menorca. A la redacción de «Es Diari» llegan constantemente denuncias ciudadanas que así lo atestiguan, muestra del incivismo reinante.

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Desde el Ayuntamiento de Ciutadella, días atrás, la concejal de Limpieza Viaria, Carla Gener, entonaba el mea culpa por el retraso en la licitación del nuevo contrato de basuras. Es una demora de varios años, que ningún equipo de gobierno (de todos los colores políticos) supo atajar. Pese a eso, con el contrato en precario y con unos recursos —humanos y técnicos— mal dimensionados (acordes todavía a la población y a la actividad turística de 2004), el servicio se desarrollaría con cierta normalidad, si no fuera por los inconvenientes a los que hace frente a diario el personal de limpieza.

Imprevistos continuos

Actualmente, la empresa concesionaria, FCC, cuenta con todos los vehículos necesarios, incluido uno de alquiler y uno más de otro municipio, incorporados tras los últimos siniestros. Tres son de carga lateral y otros tres, de trasera, además de un camión-gancho para transportar las cargas hasta el vertedero de Milà.

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Además, es necesario disponer de algún vehículo de sustitución. Sin ir más lejos, la semana pasada, una horquilla de moto que algún vecino de Ciutadella tiró a la basura, quedó incrustada en la maquinaria interior del camión y estropeó la prensa.

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En este contexto, cada contenedor de la ciudad se convierte en un punto susceptible de recibir cualquier tipo de enseres. Los restos de poda, por los que las empresas especializadas cobran al cliente el traslado al centro de tratamiento de residuos, acaban a menudo dentro de los contenedores de calle. Esto supone una ganancia extra para el profesional y, de paso, genera problemas en el servicio de recogida: esos contenedores se tienen que vaciar a mano, con la consiguiente pérdida de tiempo y la imposibilidad de realizar las tareas programadas.

Los particulares y otros sectores como los de la construcción, la fontanería o la venta de electrodomésticos también aportan ejemplos de mala praxis. Igualmente, cobran al cliente el traslado y el reciclaje de escombros, maquinarias y aparatos, pero estos aparecen regularmente, en puntos localizados, con sacas o sin ellas, fuera de contenedores o dentro, con el riesgo, de nuevo, para la maquinaria y los operarios.

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Fotos: Josep Bagur Gomila

Todo ello dificulta las rutas de los camiones, ya de por sí condicionadas por coches mal aparcados y calles estrechas. El personal tiene a menudo que detenerse en los contenedores, para despejarlos de objetos que impiden el vaciado automático, y van acumulando retraso con cada bolsa, cada caja u objeto indeseado, que tienen que coger a mano, porque un vecino ha decidido no tirarlo dentro del contenedor.

FCC debería destinar un vehículo a la retirada programada de residuos voluminosos, cuando el ciudadano solicita este servicio, que es gratuito. Sin embargo, es tal el volumen de deshechos que la gente abandona en la vía pública, que es necesario destinar otro camión más, para retirar cuanto antes los despojos, para mantener la calles lo más limpias posible. Esto se lleva a cabo cada día, incluso, a veces, siendo el personal de la empresa increpado por vecinos disconformes con el servicio.

El apunte

El mal uso del ‘puerta a puerta’ comercial desborda el servicio municipal

El servicio de recogida de basuras domésticas depende del Ayuntamiento de Ciutadella y se ve afectado por el mal uso del ‘puerta a puerta’ comercial, que desempeña el Consorci de Residus i Energia de Menorca. Se puede comprobar en los contenedores cercanos a numerosos establecimientos, de todo tipo, donde cada día aparecen envases de comercios, restos de comida de restaurantes u otros. El ‘puerta a puerta’ comercial se basa en contenedores exclusivos para cada empresa, que se encarga de vaciar el Consorcio, lo que debería reducir el volumen de basuras en los contenedores de calle. Sin embargo, esto no es así a menudo y los recipientes quedan desbordados con mucha frecuencia, debido al mal uso.

La recogida selectiva no logra reducir el volumen de basura

La mala praxis ciudadana se demuestra con datos de la memoria del Consorci de Residus i Energia de Menorca. A diferencia de Maó o Es Castell, donde la recogida selectiva, con el ‘puerta a puerta’, se ha doblado en un solo año (pasando del 23 al 40 por ciento), en Ciutadella se barajan cifras muy distintas. Así, en poniente, entre 2019 y 2024, el papel y el cartón recuperado en los contenedores azules aumentó de 1.305,7 a 1.694,6 toneladas anuales; los envases, de 761,1 a 1.087,8; y el cristal, de 1.049,3 a 1.168,9 toneladas. Esto, debería haber reducido el volumen de basura, y lo hizo, pero muy levemente, pasando de 16.231,3 a 15.366,6 toneladas.

Comparativamente, en la zona de levante, la recogida de basuras (la que no es ni papel, ni envases, ni cristal, ni orgánico) se redujo, solo de 2023 a 2024, en un 24 por ciento, Mientras, en Ciutadella, en los últimos cinco años, el volumen de rebuig ha decrecido apenas un 5,3 por ciento, señal de que los contenedores siguen recibiendo todo tipo de deshechos.