El acusado, en el juicio de, ayer en Maó, en el que se dio lectura del acuerdo entre su abogado y el fiscal para la rebaja de condena. | M.J.U.

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Los atenuantes relacionados con sus facultades volitivas mermadas debido a un trastorno de personalidad, y el hecho de haber consignado la cantidad con la que debía indemnizar a los cinco funcionarios de prisión a los que agredió permitió este martes la rebaja sustancial de la condena al recluso Tomás Pons. El inculpado lanzó lejía a la cara de tres de ellos desde su celda, a los que también esgrimió un mechero para amenazarles.

El hombre, de 28 años, que cumple condena en la cárcel de Menorca por haber agredido brutalmente a una enfermera del Hospital Mateu Orfila, aceptó la conformidad alcanzada por su abogado y el fiscal en los momentos previos al juicio celebrado en el Juzgado Penal de Maó.

El castigo quedó fijado en cuatro meses de prisión por un delito de atentado contra agentes de autoridad, un delito de lesiones, por el que pagará una multa de 4 meses a razón de 2 euros diarios, y cuatro delitos leves de lesiones por los que deberá satisfacer una multa de 15 días a 2 euros diarios por cada uno de esos cuatro delitos. Además deberá abonar a los cinco agentes a los que agredió un total de 2.543 euros que ya ha consignado.

El fiscal pedía originalmente en su escrito de acusación una pena de 5 años y tres meses por los delitos de atentado y lesiones, además de la multa.
El acuerdo de conformidad limitó la celebración del juicio a la lectura de las modificaciones llevadas a cabo por el fiscal en las acusaciones, aceptadas por el abogado y el reo.

A la finalización del juicio, no obstante, el abogado defensor del acusado pidió disculpas, en su nombre, a los funcionarios de prisiones a los que había agredido, que aguardaban en el exterior de la sala, ya que no fue necesaria su declaración.

La medicación que toma el recluso influye en su comportamiento, les dijo, aunque éste es consciente de sus actos. Además, el interno había redactado una carta de arrepentimiento que pretendía leer en la vista oral si el juicio se hubiese desarrollado con su testimonio, el de los testigos y los forenses.

¿Qué hace la lejía en una celda?

Los presos deben cuidar de la limpieza de sus celdas por lo que pueden disponer de lejía para hacerlo, y si son fumadores, también de un mechero para encender el tabaco.

Estas opciones, no obstante, varían según el centro penitenciario y las condiciones del recluso, ya que pueden resultar peligrosas en función del uso que se les de.

Este diario ha intentado conocer la situación del Centro Penitenciario de Menorca en torno a la existencia de este líquido corrosivo en las celdas y el uso de mecheros en las mismas, sin haber obtenido respuesta de Instituciones Penitenciarias.