El parricida confesó haber matado a su madre en su declaración ante el juez porque ella no le dejaba quitarse la vida. | Josep Bagur Gomila

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Frialdad y tranquilidad absolutas, al menos exteriormente, exhibió el joven parricida de 26 años en su declaración ante el juez de instrucción de Ciutadella del pasado 8 de septiembre. No tuvo reparos en admitir el brutal crimen que cometió contra su madre en el chalé de Son Blanc en la madrugada del 26 de agosto. Presuntamente trastornado por el efecto que le ha dejado el consumo de marihuana durante tantos años, el hombre solo quería quitarse la vida y eso fue lo que ha sostenido desde que recuperó la consciencia tras salir del estado crítico en el que se hallaba por las heridas que se produjo a sí mismo tras el parricidio.

Quería matarse. Aseguró ser consciente de lo que hizo y sus palabras llevaron al juez a confirmar la prisión provisional sin fianza por los delitos de asesinato con alevosía a su madre, asesinato en grado de tentativa a su padre y delito de lesiones a su hermano, en uno de los sucesos más horrendos que se recuerdan en la historia insular. Lejos de buscar excusas o recurrir al tratamiento psiquiátrico que ha seguido durante tantos años, el parricida explicó con tranquilidad que mató a su madre porque ella no le dejaba suicidarse. Su propia familia se ha personado como acusación particular junto al Ministerio Fiscal. El juicio podría celebrarse durante 2017.

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