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Los pasajeros que trataban de dormitar en una de las salas de butacas del buque "Zurbarán" que cubría este domingo la ruta Maó-Palma-Valencia pasaron por momentos de pánico como consecuencia del impacto de una ola que reventó cuatro cristaleras de proa cuando el barco ya navegaba hacia Valencia.

Testigos del suceso, que ocurrió a las 2 de la mañana, han relatado que el agua entró a borbotones en la sala y se prolongó hasta el hall y el restaurante de la misma segunda planta del barco mientras los pasajeros huían para evitar el contacto con el agua en medio de las fuertes oscilaciones de la embarcación debido al temporal. Todas las dependencias fueron cerradas mientras los marineros tapaban con lonas el espacio que ocupaban las vidrieras, desde el techo hasta el suelo para mitigar la entrada de agua.

Según relatan algunos de los pasajeros a bordo, las oscilaciones producidas por el mar embravecido no han cesado en toda la noche, una de las más «movidas» de las que recuerdan los más acostumbrados a utilizar este medio de transporte. Aunque lo más crítico sucedió sobre las 2 de la madrugada de este lunes.

«Una ola golpeó con fuerza el barco, rompiendo algunos de los cristales que protegen la sala de butacas ubicada en la proa. La tensión y el caos fueron considerables, ya que el cristal, que es de un gran grosor, se rompió en mil pedazos y el agua no dejaba de entrar».

La solución la encontraron, como puede apreciarse en las imágenes, con tableros tapando el hueco y barras apuntalándolos, y cerrando después la sala de butacas y alojando al pasaje en camarotes.

Además, un testigo relata como el agua se colaba por las puertas que dan acceso a las cubiertas, al parecer a causa de cerramientos deficientes. Eso sí, reconoce que toda la tripulación los trató con «mucha amabilidad», intentando en todo momento hacer más fácil la travesía, que culminó en el puerto de Valencia con unas cuatro horas de retraso, con respecto a la hora prevista de llegada.

La tripulación acomodó a los pasajeros afectados en los camarotes libres y fue completando los que ya estaban ocupados. El capitán del barco tuvo que modificar el rumbo para evitar que las olas siguieran golpeando en la proa, lo que ha motivado un considerable retraso ya que el buque no ha llegado al puerto de Valencia hasta las 12.30 del mediodía de este lunes, con 4 horas y media de retraso.