Casi 3.000 personas asistieron a la fiesta, cuyos organizadores se vieron desbordados | Archivo

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El 10 de agosto próximo se cumplirán diez años de la celebración de la fiesta Flower Power en la fortaleza de La Mola sin que todavía se hayan determinado las responsabilidades de los dos gravísimos accidentes que sufrieron dos jóvenes menorquines, Martí Riera y Clara Simó, especialmente el varón que quedó parapléjico como consecuencia de la caída en un foso de diez metros de profundidad que no estaba señalizado. Su amiga sufrió múltiples fracturas y vio afectado uno de sus riñones. Ambos contaban entonces con 28 años de edad.

El largo proceso que trata la demanda contra la empresa organizadora, Onrus Broderic SL, del cómico Joan Gràcia, Cordial Hotels, como gestora del recinto, y el Consorcio del Museo Militar, como propietario, se encuentra en el juzgado Contencioso Administrativo número 1 de Palma que el pasado 27 de enero suspendió una de sus vistas por un problema de notificación a un testigo.

Este proceso debe resolver la reclamación patrimonial de los heridos. En el caso del varón, solicita una indemnización de 650.000 euros, a la que se deben sumar los intereses del tiempo transcurrido por lo que la suma va más allá del millón de euros.

A pesar de la lentitud del proceso, cuya próxima vista se ha fijado para el 10 de marzo, las aseguradoras de las dos empresas y el consorcio mantienen una negociación abierta con los abogados de los dos heridos, David Casellas y Montserrat Alcaraz. «Lo mejor sería alcanzar un acuerdo pero por ahora las ofertas que nos han hecho son inaceptables», explica Casellas.

El Consell Insular de Menorca multó con 6.000 euros tres años después del accidente a los organizadores de la fiesta, Onrus Broderic y Cordial Hoteles, que se celebró sin disponer de licencia porque no se solicitó la autorización a la institución insular ni se comunicó a la Administración General del Estado.

Pese a que Joan Gràcia, responsable de la empresa que contrató el lugar a Cordial Hoteles para el evento, calificó la valoración del evento como «agridulce» lo cierto es que las mejores previsiones se desbordaron. La cifra de asistentes se situó en torno a las 3.000 personas, hubo problemas para acceder a la fortaleza por el colapso de autobuses y automóviles en la zona, y se produjeron más de un centenar de reclamaciones de gente que había pagado los 50 euros de la entrada sin haber podido llegar al recinto de la fiesta.

La evacuación de los dos heridos se prolongó por espacio de más de dos horas y media, hasta las 7 y media de la mañana, con participación de la Guardia Civil y los bomberos. La oscuridad en la que se hallaba la zona de las casamatas, junto a a los antiguos cañones, donde tuvo lugar la caída, resultó fatal para la suerte de los dos amigos que no advirtieron el desnivel y se desplomaron al vacío.

Tras el accidente y el alud de reclamaciones, Marc Pons, entonces conseller de Ordenación del Consell de Menorca, dijo que la institución no expidió ninguna licencia para este evento, aunque posteriormente abrió un expediente informativo que cerró con la sanción mínima reseñada. El director insular de la AGE, Javier Tejero, aseguró que se enteró de la fiesta a través de la prensa.