Sergio Coto. El joven gallego es delegado sindical de los funcionarios de la prisión de Menorca en la que lleva desde su inauguración hace seis años | Gemma Andreu

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Alcalá Mecó, Santa Cruz de La Palma, Lanzarote y Menorca, desde su apertura hace seis años. Esa es la trayectoria que ha seguido Sergio Coto Sánchez (Lugo, 29 años), quien fuera el funcionario de prisiones más joven de España tras ganar la oposición a los 19. Coto es, además, presidente del CSI-F en Baleares, delegado de la junta de personal de los funcionarios de la Administración General del Estadoen Menorca y del comité de Prevención y Salud. Rechaza que la cárcel de Menorca sea especialmente conflictiva.

Se queja su sindicato de que no se cubre la tasa de reposición.

Es cierto, en 2009 fue la última oposición de 1.000 plazas, las otras han sido residuales. En Menorca se suma el agravante de que desde que se inauguró, no es un centro apetecible, es de paso, y la plantilla no es estable. Tenemos un plus de 80 euros por estar en una isla pero no compensa si lo comparamos con 323 que tienen otras islas menores de Canarias.

El ratio actual es de 120 presos cada funcionario, dice usted. En Menorca hay 50 presos de media -actualmente 63 internos- y 110 funcionarios...

— Si fuera así habría dos funcionarios para cada preso. Solemos estar nueve o diez funcionarios de servicio por turno de vigilancia. Son ocho guardias de cinco funcionarios que cubren las 24 horas en turno dos días completos y una noche. A ello hay que sumar tres guardias de cinco funcionarios de vigilancia, dos que cubren puestos de comunicaciones, otros filtros de seguridad, etcétera. Y también hay que cubrir otras áreas del Centro como oficinas, área mixta, área sanitaria...

Si hay una media de nuevo o diez diarios, siguen pareciendo muchos para 50 presos, ¿no?

— Hay que tener en cuenta que hay puestos a cubrir obligatoriamente tanto si hay un interno como 200. En una prisión tipo suele ser un funcionario por 100 o 120 internos presos y aquí hay uno por 30.

¿Un funcionario vigila 30 presos?

— Aquí tenemos dos módulos, uno ordinario para los presos de segundo grado y otro de respeto en el que los presos se autogestionan. Hay un funcionario para cada módulo y otro más en cabina de control donde están las botoneras de todas las puertas de celdas y galerías. No hay más, el resto está en otros puestos.

En todo caso, la realidad es que hay el doble de funcionarios que de presos...

— Sí, es verdad pero desglosado la ratio cambia. Son necesarios para cubrir todas las áreas.

¿Qué problemas tienen?

En oficinas solo tenemos cubiertas siete de las veinte plazas desde hace tres o cuatro años y la secretaría general siempre nos ha dado largas diciendo que, para los presos que tenemos, nos apañemos. La dirección del centro ha actuado con demasiada tibieza en este sentido. Tampoco tenemos parking suficiente para todos. A nivel nacional, hasta la semana pasada los funcionarios no teníamos un protocolo de agresiones. Yotro problema grave es la excedencia por el cuidado de hijos. Nuestra Secretaría no garantiza los derechos administrativos plenos recogidos en el EBEP y penaliza a los funcionarios de este Centro.Parece que la Administración penitenciaria no entiende de conciliación y tendremos que llevarlos a la vía judicial.

¿Tienen seguridad? Suele haber juicios por agresiones aunque ustedes también son denunciados con cierta frecuencia.

— Hay incidentes que suelen darse en los centros. Desde que estoy ha habido seis agresiones a funcionarios, una de ellas grave. El centro no está habilitado para tener presos peligrosos o inadaptados. Entonces cuando hay un incidente se suele trasladar al preso a otro centro que sí lo está. En todos los centros hay denuncias a funcionarios pero muchas veces se desprestigia nuestra labor dando credibilidad a declaraciones que no se contrastan.

¿Por qué tiene la cárcel de Menorca fama de conflictiva cuando debería ser todo lo contrario?

— Creo que es por desconocimiento del centro. El medio penitenciario siempre ha sido tabú por todo, es un entorno muy mitificado pero me gustaría que la gente hiciese más por conocer cómo es por dentro y luego que saque sus conclusiones sin dejarse guiar por lo que diga la gente. Estamos a disposición del que lo quiera conocer. Es una forma de vida aunque estás en prisión privado de libertad pero puedes tener lo mismo que en tu casa. Funciona como una miniciudad.

Los presos que salen se quejan de que se les trata sin respeto.

— El sistema penitenciario les ofrece bastantes garantías en ese sentido, tienen a su disposición los juzgados de Menorca, el de Vigilancia, el Centro Directivo, el Defensor del Pueblo, al que acuden muchas veces, incluso al Rey al que alguno de Menorca se ha dirigido, si estiman que se han vulnerado sus derechos.

¿Usted diría que en el centro de Menorca la relación funcionario-preso es normal, sin tensión?

— Sí, en términos generales. Puede haber incidentes regimentales como en todos lados porque son personas privadas de libertad y eso genera tensiones, pero salvo casos aislados, el funcionamiento es correcto.

¿Dos suicidios en poco tiempo en un centro nuevo con tan pocos presos fue simple casualidad?.

— Sí. En 2011 Balears era la tercera ratio de España con más suicidios. Fuera también se suicida mucha más gente que en el resto de la Península. Además, a parte de todos los mecanismos que pone instituciones penitenciarias para evitarlos a veces se dan. El protocolo de prevención de suicidio no es infalible.

¿Por qué cree que hay condenados de Menorca que prefieran ir a otra cárcel de fuera?

— Lo desconozco. El perfil del interno aquí y la convivencia con pocos penados siempre es mejor porque tendrá una atención más personalizada que en otro centro en el que haya 170 presos por módulo. Aquí todos los profesionales los ven día a día y casi los conocen como si fueran de la familia.

¿No parece normal que de 50 presos solo haya 15 de Menorca?

— Este centro fue concebido solo para penados con arraigo familiar en la Isla. No tiene mucho sentido que haya presos de Menorca en otras cárceles pero la política penitenciaria es así.

Comentan abogados que aquí se dan pocos permisos.

— Para tener permisos hay que cumplir ciertos requisitos como observar buena conducta, tener el segundo o tercer grado penitenciario y cumplida la cuarta parte de la condena. Luego, si la Junta de Tratamiento da el Visto Bueno, es en todo caso el Juzgado de Vigilancia o el Centro Directivo quien lo concede o lo deniega. Y ese criterio rige aquí y en Palma por lo que no entendemos que se diga que este Centro sea más restrictivo que otros en ese sentido.

¿Por sus 11 años de experiencia diría que las cárceles en España funcionan realmente como centros de reinserción?

— La institución pone todos los medios para conseguirlo. Falta que el penado quiera reintegrarse en la sociedad. Las adicciones y enfermedades de todo tipo son tratadas con una medicación diaria pautada, formación académica y laboral y otro sin fin de medios que la administración les facilita.

¿Es imposible conseguir que no entre droga en la cárcel?

— Es imposible aunque se ponen todos los controles. Desgraciadamente logran introducirla.

Sergio Coto. El joven gallego es delegado sindical de los funcionarios de la prisión de Menorca en la que lleva desde su inauguración hace seis años.l FOTOGEMMA ANDREU