Abogados de la acusación, los de la defensa y la fiscal alcanzaron este martes un acuerdo de conformidad | M.J.U.

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El proceso judicial por el accidente laboral que causó la muerte a David Bedialuneta Prendes, de 27 años, monitor de buceo, mientras manipulaba una botella de aire comprimido en la empresa en la que trabajaba en Fornells, el 24 de julio de 2007, concluyó por fin este martes en el Juzgado Penal de Maó.

El entonces dueño de la empresa aceptó el acuerdo alcanzado por abogados y fiscal que supone una condena mínima de siete meses y medio de prisión, que no cumplirá al carecer de antecedentes, por un delito contra los derechos de los trabajadores por imprudencia, en concurso con homicidio por imprudencia grave, como leyó el magistrado juez, Bartomeu Mesquida, al término de la vista oral. Además queda inhabilitado para realizar actividades derivadas del buceo recreativo durante 9 meses. La fiscal le pedía, en un principio, una condena de tres años de prisión.

La familia del joven fallecido, con origen y residencia en el País Vasco, percibirá 100.000 euros de indemnización a cargo de las aseguradoras Mapfre y Lloyd's, también tras el acuerdo pactado por el que los familiares renunciaron a los intereses acumulados en diez años transcurridos desde el fatal accidente. La compañía británica, finalmente, se avino a abonar la suma restante a la que afrontaba Mapfre -60.000 euros- pese a que su responsabilidad era discutible en la póliza firmada con el empresario, a cambio de la renuncia a los intereses.

El atenuante muy cualificado de dilaciones indebidas por el tiempo que ha pasado, así como las pruebas periciales que no delimitaban el grado de culpabilidad directa del dueño de la empresa en una negligencia clara, facilitaron el acuerdo que cierra este largo proceso.

El monitor de buceo manipulaba una botella de aire comprimido en el almacén de la empresa situada en el Paseo Marítimo de Fornells, cuando el mecanismo de grifería unido a la botella -el cuello- se separó de ella y salió proyectado hacia su cara. Tras ser traslado primero al Hospital Mateu Orfila y después evacuado a Son Dureta, en Palma, falleció una semana después.

La empresa se sometió a la pertinente inspección de la Guardia civil y la conselleria de Trabajo tras el accidente, y pudo seguir con su actividad ya que no incumplía ninguna normativa. La explosión se produjo porque el cuello de la botella no tenía el pase de rosca que correspondía a ese recipiente. El accidente se dio debido a la situación irregular de esa botella.