Uno de los núcleos urbanos por los que discurre un torrente en la Isla es Es Mercadal. En episodios de fuertes lluvias, las crecidas del torrente han obligado a cortar carreteras como el Camí de Tramuntana. | Josep Bagur Gomila

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Sant Llorenç des Cardassar se encuentra en una de las once Áreas de Riesgo Potencial Significativo de Inundación (ARPIS) de Balears, zonas urbanas construidas sobre o en las inmediaciones de torrentes con tendencia a desbordarse. Ninguna de esas zonas definidas se halla en Menorca, sin embargo, según advertía ayer el jefe de Servicios de Bomberos de la Isla, Joan Gorrías, «ante este tipo de fenómenos nunca se sabe lo que puede ocurrir».

Los expertos de la Agencia Estatal de Meteorología advierten de que los 220 litros por metro cuadrado que descargaron en pocas horas en esa zona del levante mallorquín son una anomalía en toda regla, de esas cosas que ocurren una vez cada mil años con consecuencias muy difíciles de predecir y mucho menos de prevenir, teniendo en cuenta que un factor importante en la delimitación de las ARPIS es el historial de la zona, los registros de episodios de inundaciones registradas con afectación a la población.

No obstante, las diferencias entre Mallorca y Menorca son relevantes, apunta Gorrías: «Menorca es un territorio más pequeño, el agua llega antes al mar, pero todo depende de la cantidad de agua que caiga, con una lluvia torrencial constante que deje 300 litros nadie sabe qué pasaría», insiste. «En Menorca no ha habido fenómenos del tipo de Mallorca, pero sí que hay zonas urbanas en lugares inundables». Desde su experiencia apunta a algunos de esos puntos sensibles en Menorca, en los que han tenido que actuar de emergencia.

El primero que le viene a la cabeza es el lago de Cala en Bosc, donde, sin ir más lejos a principios del año pasado, hubo inundaciones que afectaron a casas y locales cercanos al lago que obligaron a cortar la vía de circunvalación, episodios similares se han vivido en zonas de Son Xoriguer. También Son Bou tiene viviendas y complejos turísticos en la zona más baja e inundable. En noviembre de 2015 a causa de las lluvias y por riesgo de derrumbe de una pared, unas 80 personas tuvieron que ser desalojadas de 30 apartamentos de un aparthotel.

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