El joven recurrió sucesivamente a la sentencia condenatoria del Penal de Maó, pero la pena fue confirmada. | Javier Coll

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Luis Vallés Galcerán ingresará en una prisión catalana en los próximos días, si no lo ha hecho ya esta última semana, en cumplimiento de la condena de dos años y medio de prisión que recayó sobre él a finales de noviembre de 2014. Fue ese el fallo dictado por el magistrado juez del Juzgado Penal de Maó, Bartomeu Mesquida, por haber ocasionado la muerte a dos ciclistas a los que arrolló en la carretera general el 1 de agosto de 2010, cerca de Alaior.

Casi ocho años y medio después, el joven catalán de 27 años de edad deberá cumplir la condena al haber sido rechazados los sucesivos recursos y el indulto parcial que había solicitado su abogada, la penalista Mireia Balaguer, a finales de 2015. El Consejo de Ministros denegó la petición el pasado día 7 de este mes.

La entrada en la cárcel de su elección podía hacerla en un plazo determinado tras haber recibido el requerimiento del juzgado para el ingreso voluntario. Ese plazo expiraba durante este mismo mes por lo que todo apunta a que el autor del atropello mortal habrá pasado ya el periodo navideño en una prisión catalana.

Vallés Galcerán había pedido el indulto parcial para permutar la condena en prisión por la realización de trabajos en beneficio de la comunidad. Alegó su abogada, entre otras razones, la ausencia de antecedentes, el perjuicio que causaría a su vida laboral y familiar bien encauzada, además de las acciones que ha llevado a cabo desde entonces. En la actualidad figura como gerente de una empresa familiar que posee varias tiendas de moda en Barcelona y Madrid.

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El causante de la muerte de los dos ciclistas y las graves heridas a otros dos aquel fatídico 1 de agosto de 2010 pidió perdón por escrito a estos y a las familias de los fallecidos y les transmitió su arrepentimiento diario por lo sucedido.

Luis Vallés Galcerán fue condenado a dos años y medio de prisión. El juez no sumó las penas por separado de los cinco delitos que le fueron atribuidos —dos homicidios por imprudencia grave, dos delitos de lesiones por el mismo motivo y otro contra la seguridad vial— sino que optó por aplicar la mayor de solo uno de ellos. La acusación particular pedía una condena de 12 años, el fiscal de tres y su abogado la libre absolución.

El joven catalán realizaba una conducción temeraria cuando regresaba de fiesta a primera hora de la mañana de aquel día, desde Ciutadella, y al salir de una curva arrolló a los cuatro ciclistas causando la muerte a dos de ellos que fallecieron en el acto.

El joven recurrió sucesivamente a la sentencia condenatoria del Penal de Maó, pero la pena fue confirmada.