El bloque de pisos ocupados ilegalmente se encuentra en el túnel que conecta la calle Degollador y el parking de La Pau. | Sergi Garcia

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Entre el número 21 y 27 de la calle Degollador de Ciutadella se encuentra la morada de más de veinte familias ‘okupas’. Algunos pisos de este bloque llevan ocupados por las mismas personas más de seis meses, otros van cambiando de inquilino. Además, según cuentan los propios ocupantes de estas viviendas, al menos tres de las familias tienen a su cargo niños de muy poca edad (algunos de dos años).

«Llevo viviendo aquí unos seis meses, aunque no fui la primera en llegar», explica una de las personas que residen en este edificio de la calle Degollador. «Yo llegué hace dos días», comenta otro. Dos relatos distintos que confirma que el movimiento en el lugar es constante, haciendo muy difícil conocer el número exacto de ‘okupas’ que habitan, a día de hoy, en el bloque. «Los ocupantes de estas viviendas cambian continuamente», confirman desde la Policia Local.

Las dos entradas a estos pisos se encuentran en el túnel que conecta la calle Degollador con el parking de la Pau, las paredes del cual se encuentran llenas de pintadas. Incluso el número de las viviendas (23 y 25) ha sido pintado a mano, con algún tipo de spray. De estas, tan solo número 23 permanece con la puerta abierta, de donde parece que entran y salen la mayoría de ‘okupas’. Sin embargo, una vez dentro, casi todas las puertas se hallan cerradas con candados o cadenas.

«Cuando llegué muchas de las puertas estaban totalmente abiertas, aunque unas tres o cuatro familias ya habían puesto sus candados. Ahora somos muchos más pero el bloque sigue teniendo pisos sin ocupar», explica la ‘okupa’ veterana que, de momento, no teme que puedan desocuparla ya que le consta que el proceso está «parado».

Según relata, en el edificio cuentan con electricidad, aunque no disponen de agua corriente, por lo que, normalmente recurren a la fuente de la plaza de Es Pins. En general, indica, los ‘okupas’ son «personas sin trabajo» que no pueden asumir un alquiler, que tan solo quieren «un techo» para vivir y que no buscan «violencia», aunque reconoce que se producen «peleas» de forma frecuente.

Así, se trata de una situación complicada, que se agudiza en el caso de los menores y que, por lo tanto, podría requerir la intervención de los Servicios Sociales municipales que, en estos momentos, analiza las circunstancias.