Restos de botellón, con cristales y suciedad en la Avenida de Son Morera, junto al torrente de Ferreries | A. Lledó

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Veintidós intervenciones tuvo que realizar la Policía Local de Ferreries durante la noche del sábado y madrugada del domingo, con motivo, un año más, de la celebración del Carnaval. Ninguna de ellas revistió especial gravedad, aunque la dimensión que está adquiriendo esta fiesta es un motivo de preocupación en el municipio por actos de vandalismo, que obligarían a la adopción de medidas preventivas, según la valoración del jefe de la Policía Local Simón Bosch.

La fiesta supuso la llegada masiva de jóvenes y adolescentes a la población ferreriense. Esa afluencia se tradujo en varios incidentes que requirieron la intervención de los seis agentes locales de servicio toda la noche.

Tres peleas que no pasaron a mayores, cuatro comas etílicos de menores de edad, cuatro denuncias por pérdida o hurtos de teléfonos móviles y otros enseres personales, seis sanciones por incumplimiento de ordenanzas municipales (la mayoría de ellas por orinar en la vía pública), una por uso de material pirotécnico, y cuatro vehículos estacionados con los espejos retrovisores rotos, forman el total de incidentes registrados por los agentes. Además la Guardia Civil también dispuso un control en los accesos al pueblo.

Algunas calles, especialmente en la zona de la avenida de Son Morera amanecieron el domingo con restos de botellas, cristales y suciedad acumulada en las aceras producto de los excesos de la noche del sábado que han provocado quejas de los vecinos.

La Policía Local no contó con apoyo de agentes de otros municipio. Aún y así, agentes que no tenían turno se sumaron a sus compañeros para asegurar el servicio.

La salida de los bus-nit a partiur de las 3 de la madrugada provocó algunas algomeraciones, especialmente los que partían en dirección a Maó una vez terminada la fiesta.

«Ha sido similar a lo ocurrido el año pasado, pero que no haya habido grandes incidentes no es para estar contentos, fueron bastantes y muchos de ellos con menores de edad, debería hacerse una reflexión», apunta el jefe de la Policía, Simón Bosch.