El joven había estado divirtiéndose con sus amigos en la zona de ocio del puerto de Maó. | Archivo

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Agentes de la Policía Judicial del Cuerpo Nacional de Policía en Maó investigan desde hace dos días las circunstancias que provocaron la parada cardíaca de G.T.O., el joven menorquín de 20 años de edad, que falleció el sábado en el Hospital Mateu Orfila, en el que había ingresado en estado muy grave entre las 6 y las 7 de la mañana del viernes.

La Policía ha tomado declaración a restauradores de la zona de ocio del puerto de Maó, en el andén de Poniente, en la que el joven malogrado había estado divirtiéndose junto a sus amigos, por si habían advertido alguna conducta o situación extraña entre sus clientes. También sus más allegados han explicado a los agentes lo sucedido aquella noche.

El joven, residente en Cala en Porter junto a su familia, había cenado con un grupo muy numeroso de amigos en una cochera del centro de Maó. Posteriormente todos habían bajado al puerto donde estuvieron entrando y saliendo de varios de los bares y discotecas de aquel lugar.

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El grupo fue desperdigándose y entre las 5.30 y las 6 de la mañana el joven fallecido se quedó sentado con unos tres amigos más en el lateral de la Estación Marítima donde antiguamente existía un bar. Fue allí cuando G.T.O se sintió mal, y en pocos segundos quedó prácticamente inconsciente. Uno de los amigos acudió en busca de otro que había entrado en uno de los bares y ambos regresaron de inmediato ya acompañados por un vigilante de seguridad al que se sumó un militar de paisano que fue quien le practicó las primeras maniobras de reanimación. En ese momento, incluso, han relatado testigos, el joven llegó a recuperar mínimamente la consciencia mientras decenas y decenas de jóvenes presenciaban la escena y las atenciones que le prestaban los técnicos sanitarios de la ambulancia del 061 que llegó unos 15 minutos después.

Ya en el hospital fallecería en la Unidad de Cuidados Intensivos en la madrugada del sábado, según informó el IB-Salut. La familia, que recibió atención psicológica de los psicólogos de Emergencias, firmó la donación de sus órganos lo que pudo crear confusión sobre el momento en el que se produjo el fallecimiento.

Su desaparición aún no ha sido asimilada por familiares y amigos. Estos últimos, precisamente, le recuerdan como «el padre» del grupo puesto que siempre tenía el pensamiento y la frase adecuadas para poner sentido común en cualquiera de sus salidas. «Era deportista, un tío sano y siempre prudente, ni era fumador ni bebedor», han señalado.

La autopsia que le practicará la médico forense de la Instituto de Medicina Legal de Maó probablemente durante el día de hoy, deberá aportar más información sobre el contenido de su organismo y su infuencia en la prematura muerte.