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Perdió su equipo, el FC Barcelona, y quizás se ahorró el disgusto de presenciar la derrota culé, aunque ese no sea consuelo para Dani Camacho, mahonés de 43 años de edad, que el pasado sábado fue agredido por aficionados ultras del Valencia, los «yomus», cuando se dirigía a presenciar la final de la Copa del Rey en el Estadio Benito Villamarín, de Sevilla. Como consecuencia del incidente tuvo que ser evacuado al hospital Virgen del Rocío del que salió pasadas las 10 de la noche.

Un puñetazo directo a la boca le provocó la rotura del labio superior, sangre en abundancia y siete puntos de sutura, aunque con toda seguridad le dolió más el enfado por ver emborronado el viaje con sus amigos para presenciar por primera vez una final del Barça.

«Todo fue muy rápido, caminaba con un amigo de Alaior por la Avenida de la Palmera hacia el estadio, íbamos despacio, con tranquilidad cuando nos vimos abordados por esta gente», recuerda Dani. Aunque los «yomus», asociados a ideologías de extrema derecha y con numerosos antecedentes de violencia entre sus integrantres, siempre van a los partidos custodiados por la policía, en este caso el grupo que le agredió lo hizo sin que los agentes aparecieran. «Se ve que eran varios de ellos que iban por delante», relata el seguidor mahonés, quien no entiende los motivos de la agresión. «Nosotros ni hacíamos ni decíamos nada, solo los dos llevábamos la camiseta del Barça y quizás pensaron que éramos independentistas».

Primero intentaron agredir al joven de Alaior, «yo me metí en medio y me dieron un puñetazo en la boca del que me enteré cuando vi la sangre porque fue muy rápido, ni siquiera sé quién me lo dio por lo que no pude poner ninguna denuncia».

De inmediato acudió la Policía para redactar el atestado y atender al herido que más tarde fue trasladado al Hospital Virgen del Rocío en ambulancia donde le practicaron los 7 puntos de sutura. «Tenía mucha ilusión por ver el Estadio Benito Villamarín y era mi primera final, pero me la fastidiaron». Como mal menor, al menos se ahorró la entrada, que tenía que recoger en una puerta del Estadio, por la que iba a pagar 180 euros. «El año que viene si llegamos a la final de la Champions, lo intentaré de nuevo», explica.