TW
7

El Cuerpo Nacional de Policía y la Guardia Civil en Menorca han practicado un total de 34 detenciones bajo la acusación de tráfico de drogas en los cuatro últimos meses, una suma notable si consideramos que desde enero a marzo solo hubo un detenido más que formaba parte de una operación anterior, denominada «Null» contra el tráfico de cocaína en la que cayeron otros 11 presuntos narcotraficantes a finales del año anterior, en Maó con 1.046 gramos de cocaína y16.330 euros en efectivo intervenidos.

Desde entonces las detenciones han sido numerosas afectando a puntos de venta de Maó, Es Castell, Sant Lluís, Ciutadella, Fornells y Ferreries. Entre ellas destacan las de los dos jóvenes residentes en Ferreries, imputados por tráfico y homicidio imprudente en relación al otro joven de Cala en Porter que murió en el puerto de Maó tras consumir éxtasis que presuntamete le había vendido uno de ellos el pasado abril.

Las más importantes fueron las llevadas a cabo por la Policía Nacional a finales de junio, cuando practicó ocho detenciones de una organización criminal que distribuía la droga en el entorno de Maó y Fornells. Los agentes intervinieron 824 gramos de cocaína, un número sin determinar de drogas sintéticas, varios coches de alta gama y dos motos de gran cilindrada.

La otra gran operación fue la denominada «Llamp», ejecutada por la Guardia Civil con cinco detenidos a mediados de mayo. Los presuntos narcos introducían mensualmente en la Isla unos 200 gramos de heroína que portaba una mujer en su organismo, como se apreció cuando fue detenida en el aeropuerto procedente de Valencia.

Más recientemente también la Guardia Civil ha efectuado siete detenciones que se suman a las tres que hizo en abril en la operación «Escama» contra el menudeo de droga, principalmente destinado a las fiestas patronales donde crece el consumo. Ahí intervinieron un kilogramo de droga, entre sintéticas, marihuana y 40 gramos de cocaína, explicó la Benemérita sin precisar la cuantía del resto.

Las detenciones efectuadas desde abril sugieren un repunte delictivo que se explica por la llegada de la temporada estival que mueve más consumo porque hay más tráfico entre consumidores habituales y veraneantes, y especialmente por la decidida intervención de los agentes que han conseguido abortar puntos de venta, en la mayoría de los casos, dedicados al menudeo.