El barco de la Guardia Civil dispone de dos lanchas rápidas para actuaciones y rescate | Javier Coll

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Dos embarcaciones semirrígidas se destacan en la cubierta del «Río Miño», el vetusto patrullero de altura de la Guardia Civil que atracó el miércoles en el puerto de Maó, procedente de Málaga con destino a Eivissa. Se trata de uno de los tres principales barcos con que cuenta el Servicio Marítimo de la Guardia Civil, creado en 1991, destinados prioriatariamente a salvar vidas. Por eso, en este antiguo barco de pesca de arrastre construido en Japón en 1984, donde antes se almacenaba el pescado ahora hay cabida para unas 90 personas en su continuo rescate de inmigrantes en el Estrecho.

Además el «Río Miño» navega para combatir el contrabando, velar por la conservación de la naturaleza, el patrimonio sumergido, la pesca ilegal, y el tráfico de personas a cargo de mafias.

Así lo explicó este viernes el capitán Manuel Expósito López de la Franca, a la directora insular de la AGE, Isabel López Manchón, el alcalde de Maó, Héctor Pons, junto a los mandos de la Armada, Guillermo Coll, y el Ejército, Javier Castro, entre otros asistentes, y el propio capitán de la compañía de Menorca, Carlos Javier Ferrari, quien en el pasado tripuló este buque dada su condición de marino.

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