TW
20

Los padres y tres hijos de una familia con residencia en Maó declara sufrir sarna desde principios de noviembre y apuntan a un instituto de esta ciudad como el foco de transmisión. Los padres tienen entre 50 y 58 años y los hijos son adolescentes de entre 12 y 18.

Fue precisamente la hija mayor, estudiante de segundo de Bachillerato, la primera contagiada. Luego ha propagado los ácaros en el seno del grupo familiar. Todos han recibido el tratamiento prescrito por la doctora de cabecera, pero tanto la hija mayor como el padre han sufrido un rebrote.

La madre se halla sorprendida por la información que transmiten las autoridades sanitarias al reducir el problema a casos individuales y aducir que la situación está controlada, en palabras del director de Atención Primaria, Txema Coll.

Desde su punto de vista, la situación está realmente descontrolada y solicita que se pase una circular en el centro de enseñanza advirtiendo del riesgo de contagio a los alumnos. «Fui a una farmacia distinta a la que voy habitualmente y solo quedaban tres botes de pomada, la farmacéutica me dijo: «Voltros també?» Es todo un síntoma de que el problema está más extendido de lo que nos quieren hacer creer», relata la madre de esta familia.

Sabe que no es una enfermedad peligrosa y asume los inconvenientes de higiene diaria, lavado, secado y planchado incluidos, con el gasto que supone. Reclama más información y que las pastillas que se recetan una vez pasado el proceso de la pomada estén disponibles con más prontitud, «ya sé que han de comprarse en el extranjero y son caras, pero la sarna no es soportable, te mueres», denunc