La barrera de este paso del Camí de Cavalls en las inmediaciones del Faro Nati, ha sido objeto de robo. | Josep Bagur Gomila

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Son artesanales, típicas de la Isla y conforman uno de los elementos más propios del paisaje menorquín. Las encontramos en fincas privadas y a lo largo del sendero del Camí de Cavalls. Y no hay duda de que llaman la atención. Tanto que, en algunos casos, desaparecen. Son varios los propietarios que estas últimas semanas han notificado el robo de barreras de acebuche que delimitaban alguna parcela o cerraban el paso de la finca con un camino público. Y las denuncias públicas se han disparado en redes por esta desaparición «sin sentido» de las barreres d’ullastre.

Los artesanos confirman esta realidad, aunque indican que no se trata de una práctica nueva, sino que se repite cada año, en especial, cuando acaba el verano. O justo a sus inicios, «cuando la irresponsabilidad aún puede campar a sus anchas». A ninguno le ha sorprendido la oleada de casos. Todos tienen conocimiento de varios. Y se agrava según el año, va por modas, agregan.

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