Los hechos ocurrieron el pasado viernes

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Un recluso del Centro Penitenciario de Menorca protagonizó el viernes un incidente violento grave cuando se entrevistaba con la psicóloga de la prisión y acabó rompiendo toda la cristalera del búnker de seguridad con dos pesas del gimnasio con las que también quiso agredir a los funcionarios.

El hombre, español de 30 años de edad, cumple una condena de dos años de cárcel como autor confeso de la quema de 12 contenedores en Ciutadella, mismo delito y mismo tiempo de condena con la que ya fue castigado en 2017 por incendiar 20 recipientes de residuos en Alaior.

El viernes, según ha denunciado el sindicato de trabajadores de prisiones Tu Abandono Me Puede Matar, el interno que se halla en tratamiento por el trastorno psiquiátrico que padece, comenzó a ponerse muy violento y a intensificar su actitud agresiva hacia la psicóloga. Como en otras ocasiones, amenazó de muerte a un funcionario y dijo que iba a prender fuego a la prisión.

La psicóloga habló entonces con el jefe de servicios y otros trabajadores para advertir del estado en que se encontraba el recluso pero este reaccionó con enorme violencia. Utilizó dos pesas que había cogido del gimnasio para golpear los cristales del búnker de seguridad y de la puerta de salida del departamento. Destrozó toda la cristalería hasta abrir un gran boquete en el ventanal de seguridad por donde le lanzó las dos pesas a los funcionarios que tuvieron que protegerse, e intentó agredirles con el palo de una escoba.

Tras una larga intervención los trabajadores consiguieron tranquilizarle, le redujeron y le colocaron las esposas para aislarlo del resto de reclusos.

El sindicato Tu Abandono Me Puede Matar denuncia que este tipo de incidentes son habituales en la mayoría de cárceles, incluso con consecuencias más graves tanto para los trabajadores como para el resto de la población reclusa.

La prisión de Menorca está pensada para reclusos poco conflictivos de ahí que no se den escenas violentas como la descrita. Aun así, los funcionarios indican que sí se exponen a peleas entre internos, generalmente provocadas por el consumo, menudeo y tráfico de drogas o pastillas. Añaden que debido a la prevalencia de internos con patologías psiquiátricas o trastornos de personalidad, que según el sindicato son mayoría, la medicación que toman se convierte en moneda de cambio entre ellos para comprar otro tipo de drogas, otros artículos o favores.

El sindicato denuncia, además, que este recluso que ya demostró ser un peligro para la sociedad no tendrá ningún reproche penal por el incidente que protagonizó el viernes en la prisión menorquina ya que los funcionarios de prisión no tienen la consideración de agentes de seguridad. «Su intento de agresión con las pesas quedará en una sanción administrativa y varios días sin salir al patio junto a otros internos». Recuerdan que el elevado coste de los desperfectos ocasionados los asume habitualmente la administración. «Los trabajadores nos encontramos como meros sparrings de este tipo de reclusos». Cree la fuerza sindical que este interno «al no ver incrementada su condena podrá salir antes en libertad y sin reunir las condiciones para convivir en sociedad».