El acusado fue detenido 17 meses después de que se cometieran los hechos en una nave del polígono de Ciutadella. | Sergi Garcia

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Un tribunal del jurado será el encargado de determinar si Eduardo Enrique E.R. asesinó a su mujer, Elizabeth Pimentel Montilla, la madrugada del 18 de junio de 2018 en un jacuzzi hinchable en una nave del Polígono Industrial de Ciutadella en la que ambos residían. La sección segunda de la Audiencia Provincial acoge desde el próximo lunes el juicio a este hombre de 43 años, nacido en Caracas pero con nacionalidad española, que también está acusado de haber matado a la que era su novia, Grociennys Jhoana M.M., el 31 de diciembre de 2009, en el estado venezolano de Miranda, dos días antes de huir a España. Todavía no ha sido juzgado por esta causa.

Más de cuatro años después de que se produjeran los hechos de Ciutadella, Eduardo Enrique, que no fue detenido por este presunto crimen hasta 17 meses después, se enfrenta a una condena de 25 años de prisión por asesinato, agravado por parentesco y género.

El antecedente de Venezuela y las dos denuncias que le puso su mujer por maltrato y, al menos, una paliza que la llevó al quirófano, en Barcelona y Menorca, donde vivieron, ponen en la diana al acusado que, en todo caso, siempre ha mantenido su inocencia. Para el juicio, tras varios cambios de abogado, el inculpado se ha hecho con los servicios del prestigioso penalista de Madrid Juan Ignacio Sanz Cabrera, quien pide su absolución por falta de pruebas.

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La Policía Nacional y el fiscal sostienen la acusación a partir de una investigación que tardó casi año y medio en fructificar, y dio un vuelco cuando se pudo escuchar la grabación del móvil de la mujer fallecida. En ella se escucharía decir a su marido, dirigiéndose a una amiga de la víctima que estaba con ellos, que la dejara morir cuando Elizabeth ya estaba agonizando.

Violento, celoso y posesivo, concluyen que drogó a su mujer aquella noche dándole a beber una mezcla de sangría y MDMA en una cantidad que ya era de por sí suficiente para causarle la muerte. Ella aceptó la bebida porque estaba subordinada a él y le temía, indica la acusación.
Cuando agonizaba por el efecto de la droga y el alcohol la arrastró hasta el jacuzzi de plástico donde le introdujo la cabeza para acelerar su muerte, según concluye la fiscal Reyes Miñambres en su escrito, y el abogado de la Comunidad Autónoma. Ambos piden la misma condena y una indemnización para los padres de 150.000 euros, más intereses.

Fue él mismo quien llamó al 112 aquella madrugada para comunicar que su mujer estaba inerte asegurando que había despertado junto a ella, en el jacuzzi, ya sin vida, después de una noche de alcohol, drogas y sexo. Entonces no fue detenido y lo sería 17 meses después acusado de asesinato.

El apunte

Cuatro días de juicio, con numerosos testigos y periciales

No hay nada que pueda prever un acuerdo en los momentos previos al juicio que se desarrollará durante toda la semana próxima en la Audiencia. Sanz Cabrera, abogado del acusado, pide su absolución, y la fiscal y el abogado de la Comunidad, la condena de 25 años por asesinato con agravante de parentesco y género. La familia de Elizabeth declarará por videoconferencia el martes. Además están citados unos 30 policías, entre locales y nacionales, varios médicos, dos forenses, una decena de conocidos de la pareja en Barcelona y Ciutadella, y el Centre Assesor de la Dona, al que la víctima acudió tras una agresión del marido. Las numerosas pruebas documentales incluyen los vaciados de los teléfonos de los cónyuges.