Una prueba contra el viento. El aire de tramontana hizo que la ruta fuera un poco más complicada que en ediciones anteriores, pero no pudo con el empeño de los participantes que acudieron una vez más a la llamada de las hermanas Borràs | Josep Bagur Gomila

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Mollie-Ann Borràs y su hermana Becky siguen en marcha con su particular cruzada contra la fibrosis quística. Este sábado sumaron otros 6.000 metros de solidaridad para alcanzar ya en las siete ediciones celebradas una cifra que ronda el medio centenar de kilómetros. El fuerte viento jugó la mayor parte del trayecto en contra de los 150 personas que acudieron a la llamada de la caminata solidaria, que partió a las 10.30 horas desde la Plaça des Pins. «En otros momentos, nos ayudó a caminar», confesaba Mollie-Ann al término de la ruta.

La participación de este año ha sido ligeramente inferior respecto a 2016, con 150 personas (30 menos) circulando por diferentes puntos de la ciudad para hacer visible su espíritu de lucha contra la dolencia. «Igualmente estamos satisfechas con la respuesta de la gente. Han acudido a la llamada personas que participan con nosotros desde hace años, pero también hemos tenido nuevas incorporaciones y, sobre todo, muchos niños», explica Mollie-Ann, quien avanza que la caminata seguirá teniendo continuidad.

La última comenzaron a planificarla el pasado mes de abril y ha servido para recaudar, con los patrocinios por kilómetro recorrido y la venta de camisetas especialmente diseñadas para la ocasión, 4.000 euros. Una cifra que confían que pueda aumentar con las donaciones de última hora, y que está previsto entregar próximamente los miembros de la Fundació Respiralia para financiar proyectos de fisioterapia.