Discurso. Joana Gomila enfatizó la necesidad de mantener la tradición y las señas de identidad «para no ser engullidos» por la globalización, en la que sin embargo, hay que competir con iniciativas como Farmer&Co, dijo | Josep Bagur Gomila

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La alcaldesa de Ciutadella, Joana Gomila, defendió este martes, en el acto institucional de Sant Antoni, la necesidad, hoy más que nunca de mantenerse fieles y «fuertes» a favor de la «identidad grupal y diferenciarnos con nuestras particularidades para no caer engullidos por la homogeneización que acompaña a un fenómeno de globalización que nos absorbe y nos condiciona cada día más». La celebración de la Diada de Menorca es el momento perfecto para recordar, según expuso Gomila, que «la Menorca de hoy es la herencia cultural, social y lingüística de los años anteriores y posteriores a la conquista».

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Después de repasar cómo la estructura básica del campo menorquín, herencia de la época árabe, aún pervive en la Isla, y de señalar que la conquista trajo nuevas creencias, costumbres «y formas de vida sentidas, pensadas y expresadas en un idioma, el catalán, que hasta hoy día hablamos los menorquines», la alcaldesa destacó que la festividad de Sant Antoni es «una tradición viva y actual» y llamó a conservar los valores que forjan «nuestra identidad como pueblo». Como ejemplo señaló la feria de productos locales que se consolida y crece cada año en afluencia de visitantes, una cita que «es la expresión de unos valores con los cuales nos mostramos y presentamos al mundo».

Al hilo del pregón pronunciado por Antoni Bonet, la alcaldesa reivindicó «el necesario mantenimiento de un entorno rural y marino en óptimas condiciones, no sobreexplotado, y dinámico» y subrayó «la importancia cultural y económica del producto local, el sector agroalimentario y pesquero menorquín y la cooperación intersectorial». Joana Gomila alabó iniciativas de apoyo al productor menorquín, como el proyecto Farmers&Co impulsado por Sa Cooperativa des Camp de Menorca, un «movimiento comercial del sector primario» que, aseguró, es una «demostración de un puro localismo convertido en global».