Ciutadella se volcó un año más en la celebración de la noche de los ‘festers’ | Josep Bagur Gomila

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Son las nueve de la noche y en la calle Lepanto los responsables del Bar S'Oficina ya no quieren esperar más para encender la fiesta. Mientras la hoguera va cogiendo fuerza, los músicos se preparan para amenizar la velada del público que allí se ha congregado. Por delante queda la noche más corta del año y un fin de semana intenso para celebrar Sant Joan por todo lo alto.

Según se avanza hacia el centro del pueblo la cosa se va animando. Terrazas repletas, colas para subirse en las atracciones de la Plaça des Pins y mucha música de fondo, mientras en el Cercle Artístic han decido que también ha llegado el momento de que la tradicional fiesta del 22 de junio comience a prender. Al igual que en los otros cinco festers repartidos por el resto del pueblo, que también se sumaron a la tarea de caldear el ambiente poco a poco en una noche ya de por sí calurosa.

Especialmente en las calles más céntricas, con un eje central del caso antiguo, desde el Born hasta la Plaça de Ses Palmeres, poblado de ríos de gente, más locales que visitantes, disfrutando de la parte más tradicional, la del baile y la música popular.

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Melodías para todos los gustos alrededor del fuego y en las siete fiestas de calle repartidas por toda la ciudad, con un ambiente especialmente tradicional en la zona de la Plaça des Peix.

Alguna fiesta menos que en años anteriores, y muy lejos de aquellas épocas en las que los festers se contaban por decenas, pero el mismo espíritu festivo de siempre, ese que anuncia que Sant Joan, ahora sí que sí, ya está aquí.

Una víspera festiva a la que también se encargó de poner un vigoroso toque de animación el pasacalles protagonizado por la asociación de batucada Esclat y por otra parte algunos músicos de la Banda de Música de Ciutadella, que también se juntan de manera informal para poner otro toque de color musical a la que sin duda es una de las noches más mágicas del año.