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«Plástico, plástico y más plástico». Eso es lo que la joven menorquina Maria Fortuny, perteneciente a una familia «a la que le encanta el mar», se encuentra cada vez que da un paseo por litoral. Una estampa que le ha llevado a reflexionar sobre un asunto que cada día tiene más presencia en las noticias y, lo más importante, a actuar para intentar aportar su granito de arena para acabar con esa plaga.

Fortuny pensó que su regreso a la Isla para pasar las vacaciones de Semana Santa era una buena oportunidad para pasar a la acción. Y lo que comenzó como una simple quedada entre amigos para organizar batallones de limpieza fue creciendo poco a poco. Así, la joven dio un paso más anunciando la campaña en redes sociales para finalmente sumarse a la campaña mundial Trash Challenge, un reto viral cuyo propósito es dar visibilidad a la problemática aprovechándose del efecto multiplicador de internet.

Cerca de 600 personas se inscribieron para participar en Menorca, aunque solamente la mitad, aproximadamente, se pusieron manos a la obra. Una «pequeña decepción» para la impulsora menorquina que, no obstante, no ha logrado empañar «el éxito» conseguido. El fallo de algunos voluntarios supuso un problema a nivel organizativo para cumplir con el plan de trabajo, que no obstante se logró sacar adelante con buenos resultados.

Al final, entre el 14 y el 19 de este mes el Trash Challenge Menorca llegó hasta una treintena de playas del litoral de la Isla, con una media de diez personas por actuación. La falta de recursos ha hecho que sea imposible contabilizar el número de bolsas utilizadas y el total de kilos de plástico y basura que se han retirado. Pero quien se quiera hacer una idea de la actividad que se ha llevado a cabo en la Isla puede hacerlo a través de su perfil en la red social Instagram ( #trashchallengemenorca), donde hace unos meses nació la campaña a nivel global.

Internet ha sido la madre de un buen número de inútiles, estúpidos y a veces incluso peligrosos retos, pero por suerte de vez en cuando se demuestra que también sirve como motor para las buenas causas. «No solo se trata del efecto que se consigue limpiando las playas», explica Fortuny, «sino también del mensaje que se está trasladando y la labor de concienciación global que se aborda, especialmente para que llegue a los más jóvenes».

Como muchos otros retos, el Trash Challenge puede caer pronto en el olvido, pero en el caso de Menorca servirá, según explica su impulsora, para en el futuro intentar hacer al menos una campaña de limpieza al mes.

Futuro
La intención de la impulsora de la campaña en la Isla quiere organizar una batida de limpieza cada mes