Primer toc de fabiol as Mercadal per sant Martí | R.P.A.

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Los caprichos del calendario han querido que este año las fiestas se hayan hecho esperar. Y es que entre la celebración de Sant Joan en Ciutadella y Sant Martí, este sábado en Es Mercadal, ha transcurrido casi un mes cuando lo habitual es que sean tres semanas. Había ganas de retomar una actividad festiva que ya toma carrerilla para todo lo que queda de estío.

El ambiente de día especial ya se respiraba en la población desde primera hora de la mañana, con los gegants locales como principales protagonistas, pero no fue hasta las cinco de la tarde cuando repicaron las campanas de la iglesia, que Sant Martí comenzó a sentirse de cerca. Con el Carrer Major repleto de gente, el fabioler Francesc Gomila Pons había entrado unos minutos antes en el Ayuntamiento, donde fue recibido por el alcalde Francesc Ametller, quien se encargó, como marca el protocolo, de dar el permiso para el inicio de la fiesta y dirigirse al público desde el balcón: «Que comience la fiesta», proclamó alzando la voz. Acto seguido el fabiol sonó durante un minuto para terminar con una cerrada ovación. Sant Martí 2019 ya estaba en marcha.

Así comenzó el replec, con la casa del caixer sobreposat, Marc Pons Villanova, como primer destino, quien una vez montado a caballo regresó a la Casa Consistorial para recoger la bandera: «La pasearé con orgullo», advirtió a los allí presentes con la enseña ya en su mano. Acto seguido comenzó un recorrido por las calles de la población para incorporar al resto de jinetes de una qualcada que este año está integrada por 57 caixers.

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De forma paralela, los dos gegants de Es Mercadal, Maria y Martí, se paseaban también por las calles de la población acompañados para la ocasión por la Colla de Geganters de Maó; todos ellos bailando al son marcado por la Banda de Es Mercadal, como siempre bajo el ritmo marcado por la batuta de Litus Arguimbau.

Como suele ocurrir, uno de los momentos más espectaculares del replec tuvo lugar cuando la qualcada se dirigió a la Plaça de l’Esglesia para recoger al caixer capellà de este bienio, Joan Camps, a quien los jinetes fueron saludando uno por uno haciendo chocar sus guindoles. La preparación hacia la parte más espectacular de la fiesta seguía transcurriendo a buen ritmo, cada vez más cerca una vez que se sumó a la qualcada la persona encargada de presidirla, el caixer batle Jordi Pons Burillo.

Con la formación ya al completo, ésta encaminó sus pasos de nuevo hacia el Ayuntamiento para cumplir con el ultimo protocolo antes del Jaleo, la entrega del bastón de mando por parte del alcalde al caixer batle. Cuando pasaban 15 minutos de las siete de la tarde, la comitiva con el fabioler al frente enfilaba la Plaça Constitució, que estalló con el inicio de la música de la banda cuando el caixer batle y el caixer capellà entraron para hacer saltar a sus caballos al ritmo de un pasodoble. A las 19.23 sonaba por fin la esperada música del Jaleo, que en su primera vuelta se vio interrumpida cuando una caixera cayó de su caballo al intentar saludar a un miembro de la banda. La joven se reincorporó sin problemas y la fiesta se retomó con normalidad. Al cierre de esta edición, la Creu Roja informó de que se habían realizado diez asistencias, todas ellas por causas menores.