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Como tantos otros eventos culturales, la celebración del Street Art de Ciutadella ha estado durante varios meses en la cuerda floja, pero al final el festival ha rebrotado un verano más (ya van ocho) en las calles de la ciudad. La muestra de arte a pie de calle comenzó a organizarse en pleno confinamiento, cuando sus responsables, Ciutadella Antiga, empezaron a tantear a los artistas. «Vimos que había buena sintonía y dijimos que sí, queríamos seguir empujando el proyecto», explica el gerente de la entidad, Macià Coll.

Sin embargo, en un panorama cada vez más complicado a medida que la pandemia avanzaba y sin estar cerrado el tema del presupuesto, el festival volvía a peligrar. La entrada del Ayuntamiento como colaborador, que vio en la propuesta una buena alternativa para ofrecer cultura sin el peligro de las aglomeraciones, ha sido clave, reconocen los organizadores, para que el arte luzca de nuevo en las calles de Ciutadella.

Y lo está haciendo quizás con más fuerza que otros años, algo que desde la organización relacionan con la influencia que el coronavirus está teniendo en las temáticas elegidas por los artistas. Como en ediciones anteriores, el motivo de las obras sigue siendo libre, con la única invitación por parte del festival de «despertar la curiosidad del espectador». Sin embargo, en un contexto tan particular como el de este año, un buen número de participantes se han decantado con propuestas «relacionadas con el resurgir de la naturaleza», explica Coll.

Así, desde finales de junio han ido apareciendo en diferentes rincones de la ciudad llamativas propuestas para poner un poco de color a unos tiempos un tanto oscuros. Está previsto que en el transcurso de esta semana se ejecuten las dos últimas intervenciones para completar una oferta que permanecerá a la vista hasta el mes de octubre.

Desde la organización se muestra muy satisfechos con el nivel de participación, que ronda la treintena de firmas. Pero no solo con la cantidad, sino también con la variedad. Valoran de forma especial que este año por primera vez se ha producido un notable incremento en el número de artistas que llegan desde la zona de levante; la octava edición está siendo también en la que por primera vez hay más mujeres que hombres, una convocatoria en el que igualmente se ha detectado un repunte de artistas jóvenes.

Echando la vista atrás, entre los años de crisis en que empezó el proyecto y los tiempos inciertos actuales, desde Ciutadella Antiga dicen estar «muy satisfechos de haber llegado tan lejos con tan poco presupuesto». Pero más allá de ese dato, se sienten especialmente orgullosos de conseguir «que la gente haya cambiado su percepción de lo que es el arte urbano y ver cómo se respeta ahora».

Este año el festival cuenta con la colaboración del programa Reciclos de Ecoembes que incentiva el reciclaje con recompensas para el entorno local.