Las calles de las poblaciones menorquinas, especialmente durante la tarde, disfrutaron de un animado ambiente festivo. | Josep Bagur Gomila

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Se sabía de antemano que no iba a ser una Navidad como las de antes, pero todo hacía pensar hace unas semanas que las señaladas fiestas se iban a vivir de una forma más próxima a lo que podría ser la nueva normalidad. Finalmente, por segundo año consecutivo, la celebración ha sido muy diferente a lo que estamos acostumbrados.

Después de que a mediados de octubre el número de casos activos tocara fondo, con tan solo 27, Menorca entró de lleno en el mes de noviembre en la sexta ola. Pero el    giro definitivo comenzó a fraguarse el pasado miércoles, cuando trascendió la noticia de que el Gobierno central planeaba que el uso de la mascarilla volviera a ser obligatorio en exteriores. Al día siguiente, el Govern balear recomendaba la suspensión de actos como verbenas y similares, y una vez más volvimos a vivir la cascada de cancelaciones en la Isla, que por primera vez en toda la pandemia supera ahora los mil casos activos.

La situación no acompaña, pero ello no evitó que los menorquines celebraran la Navidad adaptándose a las circunstancias. Buena prueba de ello fue el animado ambiente que se vivió a pie de calle el día 24, especialmente en Maó y Ciutadella, donde se produjeron notables concentraciones de personas en torno al Mercat des Peix en levante y en la Plaça Nova en poniente. Festejar la Navidad al aire libre fue la opción más segura, y de que así fuera se encargaron las fuerzas del orden velando por que se cumpliera el uso    la mascarilla cuando fuese necesario.

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Muy buena entrada registró también la víspera de Navidad la Catedral para asistir al tradicional canto de la Sibil·la, la apocalíptica profecía sobre la llegada del fin del mundo que un año más entonó la soprano menorquina Maria Camps, que hizo doblete con una posterior actuación en Alaior.

Etiqueta... y mascarilla

Al calor del hogar, la Navidad volvió a ser atípica un año más. Un buen número de menorquines cenaron confinados como consecuencia de la cuarentena. También fueron muchos los que optaron por hacerse la prueba de antígenos para disfrutar de una celebración más relajada en una noche para la que se pidió prudencia, sin reuniones demasiado grandes y tomando cuantas más precauciones mejor.

Aún quedan muchos días de fiesta por delante, y es por ello que muchos hicieran uso también de las mascarillas durante algunos tramos de las cenas navideñas. Ahora solo queda esperar la evolución de los contagios con la vista puesta en la próxima semana y la celebración de otra señalada fiesta como la de Nochevieja y la esperada llegada de los Reyes Magos.