Recogida de juguetes. Ángel Fernández participó en la campaña de recogida de juguetes y en otras campañas de reparto de comida | Cadena de Favores

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Hacer de voluntario es, para Ángel Fernández, como una terapia. Su situación económica no es buena, él y su mujer están en el paro y necesitan de la ayuda de asociaciones como Cadena de Favores para tirar adelante. Pero este hombre de 50 años ha encontrado en esta entidad algo más, la oportunidad de sentirse bien ayudando a los demás. «Me obliga a salir de las cuatro paredes de mi casa, hablo con gente y    siento que, a pesar de no tener trabajo, puedo ayudar a otras personas, lo que me hace sentir importante. Haciendo de voluntario me siento útil y me quita ansiedad», explica Fernández.

Ha participado en campañas de Cadena de Favores como la de recogida de juguetes para Reyes, o repartiendo comida al mismo tiempo que él y su familia se beneficiaban de ello. «Llegó el cumpleaños de mi hija, el 5 de enero, y no podíamos hacerle ningún regalo —cuenta—, con lo que supone para un padre. Pero la asociación nos hizo llegar una tarjeta regalo para gastar en una tienda y poder así comprarle un regalo».

A este voluntario le gusta hablar con personas que lo necesiten, en ocasiones, una tarea fundamental en colectivos vulnerables: «Me gustaría poder ayudar a personas mayores o estar con niños». Precisamente, es lo que pretende llevar a cabo la entidad Cadena de Favores con su nuevo programa de voluntariado, en el cual    cada uno podrá desarrollar su actividad en el ámbito que más le guste.

De momento, está en fase de reclutamiento de voluntarios y ya se han postulado trece personas para incorporarse al equipo. «Queremos hacer un tipo de voluntariado participativo, que sean ellos los que aporten ideas y detecten necesidades, y ayuden con lo que les apetezca o se les dé mejor», afirma María Prieto, una de las impulsoras de la asociación.

Cadena de Favores quiere actuar en seis ámbitos: ambiental, social, comunitario, cultural, deportivo y educativo, siguiendo su filosofía de intercambio de favores. A modo de ejemplo, Prieto asegura haber detectado la necesidad de llevar a cabo acompañamientos a personas de la tercera edad, a la hora de hacer la compra, ir al banco, a la farmacia o, simplemente, hacerles compañía. «Alguien que se dedique a la enseñanza puede dar clases de repaso a niños, aunque lo importante no es tener una titulación», afirma. De hecho, quieren dar un paso más y optar a convocatorias públicas de formación para sus voluntarios: «Queremos hacerlo bien, porque hay tareas de mucha responsabilidad».

Desde la entidad, que ya cuenta con una red formada por una decena de personas, agradecen cualquier contribución: «Que cada uno dé lo que pueda dar, una hora a la semana, o una hora al mes. Tenemos que dejar de delegar en entidades y hacer algo».