Andrés Leandro Pereyra se dedica a la retransmisión de videojuegos desde hace tres años | Gemma Andreu

TW
0

Andrés Leandro Pereyra es un argentino de 41 años que desde hace unos 18 años reside en Menorca. Hasta el año pasado ha trabajado en el sector de la hostelería como camarero de temporada en Cala en Porter. Otra faceta de su vida es la de streamer, es decir, la persona que realiza retransmisiones en línea de diferentes contenidos, desde jugar a videojuegos, ofrecer tutoriales o incluso chats en solitario.

Andrés Leandro o, lo que es lo mismo, LeasCool, su nombre en el universo del streaming, es un verdadero apasionado de esta novedosa y cada vez más conocida actividad que muchas personas han convertido en su profesión. Nuestro protagonista lleva inmerso en el mundo de los videojuegos desde hace más de tres décadas, ya que en 1986, cuando solo tenía 6 años, le regalaron su primera consola en Navidad.

Desde hace tres años se dedica a la retransmisión de videojuegos en Twitch, un servicio interactivo que también ofrece entretenimiento, deportes, música, entre otras muchas. «Es una plataforma de transmisión en vivo donde la gente se graba en casa, trabajando, viajando, tocando la guitarra o hablando de economía», señala.

Reto ‘streamer’

Esta misma semana, LeasCool ha alcanzado un reto que se planteó en su canal de streaming: superar el récord de 137 horas seguidas jugando videojuegos en España con sus respectivos descansos para comer y asearse. Por ello, se puso manos a la obra el pasado miércoles día 9 a las nueve de la mañana y no paró hasta el martes de esta semana, a las cinco de la mañana. «En realidad el reto era alcanzar las 150 horas retransmitiendo sin parar videojuegos, charlando, con el tiempo de descanso. Incluso, el pasado martes coincidió con la granizada que cayó a primera ahora de la tarde, lo que salió reflejado en la transmisión», señala.

No obstante, LeasCool llegó más allá con su reto, puesto que las donaciones económicas que iba recibiendo por su actividad le obligaron a prolongar la retransmisión más allá de las 150 horas que se había fijado al inicio de la prueba, ya que no paró hasta alcanzar 163 horas. «Cuando había logrado el objetivo que me propuse no puede parar, puesto que con cada donación que hacían mis seguidores me obligaban a permanecer unos 10-15 minutos más. Fueron 13 horas más, cuando ya llevaba 150, fue una auténtica locura», recuerda con satisfacción al haber conseguido el nuevo récord nacional.