La paz del vecindario de Dalt Sant Joan se ha visto alterada por la presencia de una veintena de gallinas

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La paz del vecindario de Dalt Sant Joan en Maó se ha visto alterada por la presencia de una veintena de gallinas que no dejan dormir a los que viven en la zona. Por ello, piden al Ayuntamiento medidas para acabar con las molestias que provocan sus cacareos y cantos indiferentemente de que sea de día o de noche provocando incluso insomnio en muchos de sus habitantes. En 2018 hizo acto de presencia el primer gallo en el solar de la calle Fornells, de Dalt Sant Joan. Con la llegada de una gallina se propició la reproducción de estos animales muy rápidamente hasta el punto de que en un momento dado llegaron a ser unos 70 ejemplares entre gallos, gallinas y pollos. Los vecinos afectados creen que en la actualidad todavía quedan como mínimo una quincena de aves, pero advierten que están criando otra vez y la población podría volver crecer.

Algunos de los vecinos más perjudicados por el ruido, Chema Pons y Kike Gomila, denuncian que algunos ciudadanos acuden al lugar a dar de comer y beber a los animales. Buena prueba de ello es que se han acumulado numerosos restos de comida y de recipientes que se usan como bebederos y comederos que se suman, además, a la multitud de escombros que hay en el lugar, derivando en insalubridad y la afluencia de ratas.

Advierten también que en ocasiones las aves salen del solar y cruzan la carretera hasta el centro de salud, algo que ha llegado a provocar algunos sustos a los conductores.

En agosto de 2019, los afectados se reunieron con la Concejalía de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Maó. Una de las acciones que el Consistorio llevó a cabo fue la contratación de la empresa Falconers para capturar las gallinas mediante trampas con pienso como cebo. Aunque los vecinos no llegaron a ver ninguna jaula, reconocen que pudieron apreciar que había menos gallinas. Sin embargo, creen que algunas personas, de las que acuden a alimentar a este grupo de aves, sabotearon la operación. Por ello, los afectados piden que no se limiten a reducir la población, sino a erradicarla, ya que cada año se reproducen.

Construirán un muro

Desde el Ayuntamiento explican que han llevado a cabo algunas medidas, como informar a la ciudadanía con carteles de la prohibición de dar de comer a los animales de la calle, cuyas sanciones pueden llegar a los 300 euros. De hecho, una vez la Policía llegó a multar a una persona. Además, indican que un operario del servicio municipal de limpieza tiene orden de quitar diariamente los restos de comida que se acumulan en la zona.

También está previsto levantar un muro que impida que las gallinas salgan del solar y que dificulte que la gente les dé de comer, una actuación que ya está presupuestada, aseguran, y pendiente de que se desmonte la carpa de la UVAC para realizar PCR que está ubicada en la misma acera. Junto a la creación de la valla, también se limpiará el solar con el beneplácito de los propietarios. Mientras, la empresa de capturas sigue haciendo actuaciones dos veces por semana.