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«Dios ama independientemente del sexo, de la ideología, de las frustraciones, de las heridas, del desánimo, del cerrazón del corazón... Dios te ama con locura». Ese es uno de los muchos mensajes que el artista Grilex transmitió durante su estancia en la Isla este pasado fin de semana, invitado a participar en una nueva edición de la Trobada Diocesana de Joves. Un foro durante el que aprovechó las canciones con las que rapea «para transmitir a las nuevas generaciones los valores del Evangelio de Jesús», explican desde el Obispado de Menorca.

Durante su estancia en la Isla, Grilex se reunió en la parroquia de Sant Rafael con los agentes pastorales de Menorca (catequistas y profesores de religión). Relatan desde la Diócesis que fue un encuentro «muy enriquecedor», durante el que, acompañando en todo momento de una Biblia, compartió su testimonio de fe animando a los jóvenes a ser «los apóstoles del siglo XXI».

A uno de los encuentros se sumó también un grupo de jóvenes que se preparan para la confirmación, con los que Grilex compartió su historia de conversión personal, un camino que le llevó a «redescubrir a Dios y amarlo sin límites». Cabe recordar en ese sentido el viaje realizado desde una etapa de su vida en la que se encontraba alejado de la religión por el dolor que le había provocado la enfermedad sufrida por su hermano pequeño, hasta llegar al momento en el que redescubre a Dios gracias a su madre, un voluntariado y unas convivencias.

Fue precisamente en ese último entorno, donde tuvo un revelador encuentro con Dios que le llevó a pensar que toda su vida si él no tenía sentido. A partir de ese momento tomó la determinación de trabajar con el rap con la idea de poder ayudar a otras personas. Así fue cómo comenzó a desarrollar una carrera dentro del género del rap cristiano «con un mensaje de vida».

Grilex participó en un Viacrucis por la paz, que consintió en ascender y hasta Monte Toro y regresar, y una eucaristía que se celebró en la parroquia de Sant Martí de Es Mercadal, antes de cerrar por la noche el encuentro diocesano con un concierto ofrecido en el Recinte Firal. Un recital para el que contó con el acompañamiento de su hermano Álvaro y del que disfrutaron un buen número de jóvenes menorquines. En el concierto compaginó la música con momentos de reflexión y un repertorio del que formaron parte canciones como «Te pido 2.0», «La fe se encuentra» o «Sigo en camino», entre otras.

«Detrás de cada canción hay una historia; detrás de cada historia un corazón, y detrás de ese corazón se encuentra Cristo», defiende el artista.