El drone alcanza 60 metros de altura y una velocidad de hasta 60 kilómetros por hora en línea recta. | Gemma Andreu

TW
4

Este viernes se ha operado el primer vuelo Luxury delivery de la compañía Drone To Yacht desde el Restaurante Miramar de Cala Blanca, en Ciutadella. Reparto de comida a embarcaciones, previo pedido mediante una aplicación de móvil. El drone que realiza el servicio lleva un sistema winch, con un gancho y una cámara que desciende 20 metros. Aquí van los pedidos, que se sirven en una bolsa de tela con la marca de la empresa. Cuatro kilos de peso para platos y bebida es el máximo permitido.

Jaime Pereira, ejecutivo de Aerocámaras, empresa líder en este sector en España, y cofundador de Drone To Yacht, explica que «había muchas ganas de lanzar este proyecto en Menorca», una vez el año pasado ya se puso en marcha en Eivissa. Para materializarlo aquí, han contado con un el responsable del Restaurante Miramar, Diego Merino, como gran aliado, quien ha cedido una parte de la superficie de este enclave, bordeando el mar, para instalar la base de operaciones.

«Una zona perfecta para nosotros», afirma Pereira. El drone, desde aquí, para llegar a la cala o a las zonas de fondeo de los barcos necesita un minuto o un minuto y medio; 60 kilómetros por hora en línea recta. Son drones eléctricos de mucha potencia, precisa, que van a unos 60 metros de altura, y que podrían llegar, según normativa, a un máximo de 120 y un mínimo de uno o dos del nivel del mar.

gg080722006 (13).jpg
El CEO de la compañía del drone, Jaime Pereira, y el responsable del Restaurante Miramar, Diego Merino. | Foto Gemma Andreu

Cuando el drone llega a la embarcación de destino, se descuelgan 20 metros del gancho y se deja la bolsa, en mano, al cliente. Una vez este queda libre, el drone, mediante programación informática, regresa a destino, a la base instalada en el Restaurante Miramar, desde donde se coordinan los pedidos.

La batería de este drone permitiría hasta cuatro envíos, que equivaldría a un recorrido de 4.000 metros por cada pedido. Hasta ocho permisos ha requerido poner en marcha este sistema, que es pionero en Europa.

Un drone, dos pilotos

Los pilotos de esta operación son Daniel Romero y Abel González, quienes llevan años en este ámbito de la aeronáutica, el aeromodelismo y la programación informática. Son los responsables de que todo esté a punto, de realizar antes de cada vuelo el checklist, comprobando que todos los equipos, las piezas del drone y el sistema funcionan. Daniel es el piloto y Abel de momento hace de copiloto.

gg080722006 (5).jpg
El dron transportando uno de los pedidos este viernes. | Foto Gemma Andreu

Daniel lleva el drone, cogiendo la iniciativa, despejando la zona, avisando a las personas de su paso, para poder salir por la zona del canal indicado para embarcaciones. El vuelo está programado mediante software, de tal forma que el drone despega solo y realiza la ruta de vuelo programada, hasta la coordenada del barco correspondiente. A partir de este momento, el copiloto coge el control del winch y desciende el producto. Una cámara, aquí, informa mediante señal que llega a uno de los monitores de la base, cuando el cliente coge el producto.

El apunte

Disfrutar de la comida y de la experiencia vivencial desde un barco

El vuelo del drone sirve también para lanzar mensajes mediante un altavoz informando a las embarcaciones en la zona de fondeo de la existencia de este servicio. De momento, el Restaurante Miramar, desde Cala Blanca, es el único que ofrece esta posibilidad en la Isla. Arroces, langosta con huevos fritos y patatas o un chuletón a la piedra. Son algunos de los platos que ofrecen desde la aplicación Drone To Yacht, muchos de los cuales se sirven en packs, con vino, etc., incluido. Y que llegan calientes, explica el responsable, Diego Merino. Al precio de la carta hay que incluir 50 euros del servicio. Jaime Pereira, responsable de la empresa del drone, explica que además de la comida se paga la experiencia vivencial que significa desde el barco recibir el pedido.