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David Aguilar (Andorra, 1999) nació con el síndrome de Poland, una enfermedad rara que, en su caso, le impidió la formación de su brazo y músculo pectoral derecho. «Nacer diferente no es nada fácil. El primer día de colegio en preescolar me di cuenta de que, realmente, era diferente a los demás. Corría por la sala y todos me miraban como un bicho raro. Nadie quería jugar conmigo», explica. De pequeño sufrió bullying y asegura que «no fue nada fácil» porque recibió «burlas, risas, mofas, rechazo y acoso» durante su niñez y adolescencia. Su refugio fueron los Lego. «Tras sufrir los episodios de bullying, y al llegar del colegio, me encerraba en mi habitación, donde creaba una burbuja de Lego que me protegía de todos y de todo», recuerda.

Su padre e inseparable compañero de vida, Ferran Aguilar, también rememora que «estos juegos fueron, para él, una vía de escape y Menorca una inyección de estímulos».

Asiduo visitante de la Isla desde los cuatro años, a David le encantaba crear formas con las piezas de Lego y, a los nueve años, mientras construía un barco, se lo acercó a su «bracito pequeño» y se dio cuenta de que lo más extraordinario y valioso que podía llegar a diseñar era, precisamente, lo que no tenía: un brazo. «Me empecé a rodear el brazo con piezas y, combinando un alambre de la caja de herramientas de mi padre, la cinta de cuello de un llavero, cinta americana y las partes de un robot, me construí mi primera prótesis funcional», aclara.

Así fue como, «Pieza a pieza» —como titula su libro de superación personal—, el pequeño David se fabricó una prótesis con bloques de Lego. Tras seguir experimentando, a los 17 años, y desmontando un helicóptero de Lego Technic, fabricó su segunda prótesis. «La bauticé como MK-1, como Tony Stark llama a sus trajes de Iron Man, saga de Marvel de la que soy un fanático», reconoce. En esta ocasión, su padre decidió darla a conocer al mundo entero, llegando a ganar un Récord Guinness. Es entonces cuando David pasó del anonimato a la fama y adquirió el alias Hand Solo, con el que trabaja por la inclusión de las personas con discapacidad y con el que ha dado forma a diversos proyectos con un importante impacto social por todo el globo terráqueo.

Dif-capacidad

Desde que se convirtió en Hand Solo —nombre que deriva de la combinación hand, mano en inglés, y Han Solo, el personaje de «Star Wars»—, este joven andorrano de tan solo 23 años trata de inspirar, motivar y concienciar visibilizando la dif-capacidad («diferente capacidad»), como define su situación. «El concepto de discapacidad valora a las personas en negativo por sus déficits y esta etiqueta no me gusta nada», explica. Añade que «me gustaría incluir en la RAE la palabra dif-capacidad para definir a las personas de forma positiva por sus diferentes capacidades».

Además de explicar su historia en un libro, que escribió junto con su padre, David protagoniza «Mr. Hand Solo», un documental premiado en el Festival de Cine de Ciencia Ficción de Boston. También es embajador de la Fundación Adecco, con la que colabora para promover la inclusión de personas con dif-capacidad en el mundo laboral. Asimismo, crea prótesis para otros jóvenes y da conferencias para concienciar, servir de ejemplo con su historia y ayudar a otras personas a luchar por sus sueños. Ahora, aprovechando su paso por la Isla, que para él es «un lugar muy especial para el sosiego y el descanso», Hand Solo acaba de firmar un contrato con Seeds of Respect, una empresa que crea y distribuye contenido en realidad virtual para la educación en el respeto cofundada por el empresario menorquín Ignacio Capella. Con la firma de este contrato, Hand Solo asume, ahora, su nuevo papel como embajador de la empresa para combatir el bullying mediante cápsulas de concienciación inmersivas. «Firmar esta colaboración para luchar contra todos los males que me acechaban en compañía de mi familia es algo increíble que estoy seguro augura un futuro muy prometedor y de gran impacto social y educativo», afirma.

Por su parte, Capella asegura que «David Aguilar es un ejemplo de superación y de nuestro principal objetivo, que es la lucha contra el bullying». Añade que «con él abanderando nuestros esfuerzos, será más sencillo cumplir nuestra meta de reducir al mínimo los casos de acoso escolar». Ferran Aguilar, que acompaña en esta aventura a su hijo, declara que «es un orgullo haber firmado este contrato en la Isla, con un empresario menorquín» y confía en que este proyecto, que traslada la historia de David a las nuevas tecnologías para que los jóvenes vivan de primera mano el acoso escolar y sus consecuencias, sirva para «concienciar y luchar contra el bullying», así como para «divulgar la necesidad de un mundo mucho más diverso, inclusivo y tolerante». Además, tanto Ferran como David esperan que «el sistema educativo balear tenga la posibilidad de conocer este proyecto para introducirlo en las escuelas de las islas» y reconocen que «sería un orgullo poder presentarlo en Menorca por todo lo que representa para nosotros».