La foto de familia tomada esta semana en Maó antes de compartir mesa y mantel además de un buen número de historias. | Paco Sturla

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Con la perspectiva que ofrece el paso del tiempo tendemos «a archivar los malos momentos y recordar las buenos».Así lo explica    Juan Villalonga, promotor del encuentro que esta semana tuvo lugar en el restaurante del Hipódromo de Maó y en el que participaron alumnos que desde mediados de los años sesenta hasta principios de la década siguiente cursaron los estudios de Maestría en Maó. Y eso es precisamente lo que hicieron, rescatar lo bueno del pasado a lo largo de una reunión que sirvió para echar una mirada a la que fue una de las mejores épocas de sus vidas.

«Hasta los recuerdos de los profesores que no eran muy allá se vuelven buenos», insiste Villalonga, quien desde hace ya muchos años reside en Canarias y aprovecha sus visitas estivales a casa para poner en marcha la maquinaria y que estas quedadas salgan adelante. Algo para lo que esta comunidad se sirve de las nuevas herramientas de comunicación, principalmente un grupo de WhatsApp en el que comparten memorias y donde también rescatan algunas fotos del pasado.

Los exalumnos se reencontraron en el restaurante del hipódromo | Paco Sturla

Imágenes que fueron tomadas en el edificio de la calle Josep Maria Quadrado de Maó que antes alojó la Escuela de Artes y Oficios y que actualmente es la sede de Educación en la Isla. Cabe recordar que la Maestría es el equivalente a la actual Formación Profesional. Un ciclo aquel que llevaba el apellido de Industrial y en el que se podían escoger tres ramas: construcción, mecánica y electricidad. Un periodo que incluía un año de preparatoria, tres de iniciación y otros tantos de aprendizaje. «Salíamos con muy buenas opciones laborales», rememora Ramon Llabrés, uno de los participantes en la cita de ayer. El exalumno recuerda como cuando acababas el colegio tenías dos opciones: ir al instituto, «donde iba la gente de letras y números interesada en una carrera», o a Maestría, donde «se formaban trabajadores como nosotros».

Una imagen de los estudiantes en los años 60

Un modelo que demostró ser muy eficiente, según apostilla Villalonga, el único de los participantes en la fiesta de ayer que aún no disfruta de su jubilación. Ese tipo de educación ofrecía «muy buenas perspectivas; la mayoría acabábamos los estudios con un puesto de trabajo.Es más, eran muchos los que abandonaban los estudios para incorporarse al mundo laboral gracias a la demanda que existía», asegura el antiguo alumno, quien no esconde que aquellos eran mejores tiempos para comenzar a labrarse un futuro.