Antonio, María, Pedro y Gloria han llevado el negocio desde que lo fundaron en 1989. | Josep Bagur Gomila

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Apenas tenía 13 años cuando Antonio empezó a trabajar como empleado en un local de restauración ubicado en el número 1 de la calle Castell de Sant Felip, en el término municipal de Es Castell. En 1989, tras la renuncia de sus antiguos jefes, Antonio decidió emprender y dirigir su propio negocio en ese mismo lugar junto con su hermana Gloria y su cuñado Pedro. Años más tarde se incorporó su mujer María y juntos han estado durante 33 años a cargo de uno de los establecimientos más populares del pueblo, el Bar Toni.

El Bar Toni ha sido mucho más que una empresa familiar, ha sido un punto de encuentro del barrio. Tanto es así que se ha ganado la confianza y el reconocimiento de los clientes, que lo han considerado durante todo este tiempo como «el bar del pueblo». Ahora, tras haber superado dos crisis económicas, una pandemia y diversos problemas de salud, los responsables de este mítico lugar bajan las persianas para comenzar un nuevo proyecto muy vinculado al inicial.

Esencia andaluza

El próximo domingo día 23 de octubre será el último día que el Bar Toni abra sus puertas. Los arrendadores que ceden en alquiler el espacio donde se ubica tienen otros planes para el local que no encajan con los ideales de los responsables de este emblemático negocio. «Cada zapatero a sus zapatos», explican entre risas. Y es que todo lo que se aleje de lo que caracteriza a los típicos bares de pueblo se sale de los intereses de estos andaluces, que se instalaron en Menorca para quedarse.

Desde los orígenes, Antonio, María, Pedro y Gloria han trabajado para mantener en su establecimiento la esencia de los bares tradicionales, los de toda la vida. Siendo jóvenes sin mucha experiencia, pero con muchas ganas de emprender, decidieron apostar por el servicio de café, bocadillos y tapas. Lengua en salsa, callos, sepia con guisantes, boquerones en vinagre y la tapa estrella del Bar Toni, la carne en salsa, son algunos de los platos que, junto con otros típicos de la Isla, como el frito menorquín, han podido degustar los clientes.

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El Bar Toni cuenta con una larga lista de clientes asiduos | Josep Bagur Gomila

Atendiendo la demanda, también incorporaron a su carta las tan demandadas bravas y hamburguesas caseras. Y así es como, con el paso de los años y tras un intenso trabajo hecho con mucho mimo, los responsables del Bar Toni superaron los comentarios de aquellos que, al principio, los criticaban por ser de fuera y se han ganado un hueco en el corazón del público. «Nos sentimos muy orgullosos de que la gente se pregunte ¿y ahora qué hacemos? ¿Adónde vamos?», comentan emocionados.

Fiesta benéfica

El próximo domingo día 23 será el último día del Bar Toni. Para terminar con un buen sabor de boca, Antonio, María, Pedro y Gloria han organizado una gran fiesta de despedida para encontrarse, una vez más, con todos los clientes y amigos. Habrá la comida de siempre y música en directo a cargo de los Grallers des Castell (entre las 10.30 y las 12 horas) y Dani Juanico (entre las 12.30 y las 14 horas). Todo lo recaudado durante ese día será íntegramente donado a la asociación ALBA Menorca. «Vamos a reventar el bar», dicen en broma. Y es que a esta noticia que anuncia la clausura de este mítico lugar le sigue otra positiva, la próxima apertura del Nou Bar Toni, a unos pasos del ‘original’.

El apunte

«El bar del pueblo», un negocio con 33 años de historia en Es Castell

Solían veranear en Menorca cuando eran adolescentes y, siendo aún jóvenes, empezaron a trabajar en el sector de la hostelería de la Isla. Antonio y Gloria, dos hermanos procedentes de Jaén, se enamoraron de Menorca y decidieron instalarse aquí para quedarse definitivamente. Acabaron conociendo a Pedro, originario de Albacete y también hostelero, y juntos decidieron llevar las riendas del Bar Toni. Después, se incorporó al equipo María y, desde entonces, han recorrido un largo camino que les ha llevado hasta aquí, hasta ser reconocidos entre los vecinos de Es Castell como los    del «bar del pueblo».

Fundado en 1989, el Bar Toni ha vivido 33 años, dos crisis y una pandemia. «Son tantísimas las anécdotas vividas», recuerdan. El amor y el cariño recibido por parte de los clientes, amigos, visitantes y todo el pueblo de Es Castell ha sido tanto, cuentan, que es incalculable. Incluso en los momentos más duros, los responsables de este mítico bar han sentido el apoyo incondicional del público. «Sin ellos nada habría sido posible», reconocen.

Las puertas del Bar Toni cierran para siempre, pero otras se abrirán para acoger, próximamente, al Nou Bar Toni, una versión más reducida del ‘original’ que se ubicará a tan solo unos pasos del emblemático negocio.