El invasor que llegó a Menorca desde el Atlántico: «Es muy agresivo, mata todo lo que puede»

Los expertos coinciden en que el cangrejo azul ha llegado a la Isla para quedarse, coloniza los espacios y no tiene depredadores naturales

Un crustáceo recogido en el marco del estudio que se está llevando en la Isla para obtener datos de población y hábitos alimenticios | Foto: AINA BLANCO-MAGADÁN

TW
16

El cangrejo azul (callinectes sapidus) apareció por primera vez en Balears en 2017 y un año después fue detectado en el Parc Natural de s’Albufera des Grau. Menorca no ha sido una excepción en la invasión de este crustáceo, nativo de la costa del Atlántico occidental y del Golfo de México, que llegó a aguas del Mediterráneo en 1935.

Pasados el tiempo, ya está claro que se trata de una especie «que ha venido para quedarse», reconoce Samuel Pons Fàbregues, técnico del parque de S’Albufera. Y es por ello que se siguen sus pasos con detalle al tratarse de «una especie muy agresiva, que mata todo lo que puede y encima no tiene depredadores», resume Víctor Carretero, responsable del medio marino en el GOB.

gg060525001 (24).jpg

Pese a lo que mucha gente piensa, no se trata de una especie catalogada oficialmente como invasora, «aunque tiene un gran potencial invasor», aclaran desde la conselleria balear de Medi Natural. Para ver el impacto que pueden llegar a generar en la Isla, están en marcha estudios realizados por Aina Blanco y Raül Triay para averiguar el estado poblacional, sus hábitats y lo que comen, trabajos financiados a través de un premio del Ateneu de Maó y el IME.

Los investigadores se están centrando en dos áreas del norte (Fornells y Es Grau) y otras tantas del sur (Son Bou y Trebaluger), aunque se tiene constancia de que el cangrejo azul está extendido por todas las zonas de agua dulce de la Isla. Desde el Consell insular, apunta el experto en medio ambiente Félix de Pablo que como especie exótica que es «genera conflictos y los problemas se están empezando a vislumbrar», pero como es una especie relativamente reciente no parece una prioridad teniendo en cuenta los recursos con los que se cuenta actualmente.

Ejemplares recogidos en el estudio en marcha en la Isla analizado con detalle en el laboratorio.

Sus efectos se podrán conocer con detalle con las conclusiones de los estudios, como el que también viene desarrollando desde 2019 la Universitat de les Illes Balears y con el que colabora el Parc de s’Albufera des Grau. Un espacio natural en cuya laguna no habitan estos cangrejos al estar separada por unas compuertas, aunque sí en la zona de la gola, desde donde tienen más movilidad hacia el mar cuando se abre, como se pudo comprobar el pasado fin de semana.

Un crustáceo recogido en el marco del estudio que se está llevando en la Isla para obtener datos de población y hábitos alimenti

En el parque los cangrejos se capturan con nansas para hacer un seguimiento de la población y enviar información y ejemplares a la UIB. «En los primeros años se recogieron pocos individuos, pero la población ha aumentado considerablemente desde 2023», resume Samuel Pons. Aclara al respecto el técnico que se trata de una especie que siempre necesita llegar al mar para poder reproducirse.

A falta de obtener datos concluyentes, Blanco y Triay reconocen que las poblaciones de cangrejo azul a nivel del Mediterráneo están aumentando «y suponemos que en Menorca también». Sobre los efectos que pueden estar causando, añaden que «al tener altas densidades y comer prácticamente todo lo que tienen a su alcance, estarían generando un impacto que no está medido. Pero ya se ha visto por estudios de otras especies parecidas en otras zonas que son capaces de alterar el ecosistema por completo».

El apunte

La pesca recreativa está prohibida y no hay interés de la profesional

Recuerdan desde la conselleria de Medi Natural que la pesca recreativa del cangrejo azul, una especie con buena fama dentro de la gastronomía, no está permitida, pero sí la profesional. Sin embargo, en Menorca este último sector no ha demostrado un gran interés. Recuerda al respecto el director del Parc Natural de s’Albufera des Grau, David Martínez, que en colaboración con el Consell se delimitaron en ese espacio dos zonas para el marisqueo, «pero no se ha llegado a pescar en ellas». Triay y Blanco tiene constancia de que existe «furtivismo» y apuntan que uno de los objetivos que pretenden con su estudio es averiguar las consecuencias de la pesca en la población: «Podría tener un efecto rebote y ser contraproducente. Pescar en según qué condiciones podría agravar el problema», alerta.