Tolo Mercadal Muntaner siente verdadera predilección por el mundo del caballo. Con 18 años se estrenó como cavaller en las fiestas de Maó y la capa negra siempre le había atraído de forma especial, hasta que tuvo la oportunidad de formar parte de la primera junta directiva de la Asociación de Propietarios y Criadores de Caballos de Raza Menorquina. Es más, esta entidad se encargó de organizar la primera Fira, siendo Mercadal el vicepresidente y responsable del espectáculo ecuestre. Esa etapa, que duró 15 años, se cerró, «aunque siempre dije que si algún día existían problemas de relevo, allí estaría». Y este pasado mes de enero no dudó en coger las riendas de la entidad.
Primera Fira como presidente. ¿Cómo se presenta esta nueva edición?
—Lo primero que debatimos al entrar fue qué hacer con la Fira. Había poco tiempo material y el sentido común nos llevaba a plantear una feria de mínimos, de transición, recordando que ante la ausencia de candidaturas para relevar la junta directiva saliente, la celebración de la Fira peligraba. Pero al ver la ilusión, el entusiasmo y la predisposición de la gente nos negamos a ello e incluso decidimos aportar algo más a la edición. Una apuesta clara ha sido ampliarla a viernes por la mañana con una inauguración con 500 niños, porque ellos son el futuro. Queremos ampliar la feria, que las familias vengan y participen de este ambiente. Hay muchas acciones y propuestas para que sea entretenida, amena, con variedad de contenido y sin tiempos muertos.
¿Cómo definiría la raza?
—Lo principal es su capa negra. Aunque estemos acostumbrados a ella, no es nada fácil conseguirla. Otras razas tienen dificultades para lograrla, están muy valoradas. Pero la naturaleza nos ha ofrecido esta perla, este milagro. Es un caballo que tiene mucha personalidad, es esbelto, muy racial, respira belleza y se adapta a todas las circunstancias, con un carácter asequible. Enamora a los menorquines y también a los de fuera.
Su expansión internacional demuestra que es un caballo versátil, ¿verdad?
—Es una ventaja que tenemos y no hay que perderla. Es muy útil para diferentes modalidades, variedades. Y si está en manos adecuadas, puede conseguir resultados satisfactorios. Además, se hace querer muchísimo, se ha convertido en un símbolo de identidad por algo, representa a todos los menorquines y esta convicción la tenemos que transmitir en el extranjero. Queremos que la exportación se haga con máxima pulcritud y similitud con los valores que representa para Menorca, la manera de entenderlo, quererlo...
Ha comentado que el mundo del caballo es una forma de vivir. ¿En qué sentido?
—Menorca se relaciona con el territorio. El paisaje, sin su caballo, no sería lo mismo. El caballo es un medio de vida, no un fin, porque con él valoramos la naturaleza, fomentamos el sacrificio, la responsabilidad, la estima. Es un educador, dinamizador de emociones y un terapeuta. Forma parte de los valores de la educación y el respeto.
¿Y cuál es su estado de salud? Porque no deja de ser una raza en peligro de extinción.
—No lo debemos olvidar nunca. Vivimos en una isla, lo que aporta ventajas, también inconvenientes, como la consanguinidad. En estos momentos hay unos 4.000 ejemplares, de los que casi 1.200 están en el extranjero. Y lo que hay que conseguir es separar valor de precio. Si tiene valor, tendrá precio. Queremos que se valore y vamos a velar por ello. Porque el mundo es muy exigente y no podemos ser ajenos a ello.
¿Los costes de cría y mantenimiento frenan su expansión?
—Sí, los costes de cría son altos. Queremos que se pueda pagar a precios dignos. Pero también hay una lucha interna para que la gente de Menorca pueda seguir accediendo al caballo menorquín. Hay que encontrar un equilibrio entre darle valor en el exterior y que también sea asequible para los menorquines. Esto requiere de un plan estratégico, la fórmula no es fácil, porque queremos salir al exterior, pero también queremos que Menorca sea el lugar de referencia y que el talento venga a Menorca y comparta con nosotros estos días de feria y este valor que tenemos.
Hablábamos de la proyección exterior. ¿Qué países están en el foco para introducir la raza?
—Hay que reforzar los países ya consolidados y, en cuanto a mercados emergentes, nos llama la atención Portugal, México y países del norte de África donde hay cultura equina. Estados Unidos es un país muy exigente en cuanto a medidas veterinarias. Aunque, lo que nos preocupa es que allí donde esté, cuente con un buen cuidado y unas condiciones dignas.
Vigilar la consanguinidad es otro aspecto importante para la nueva junta.
—La clave está en tener la máxima información, no centrarnos en solo dos o tres líneas, porque nos estancaría, lo que requiere estudio, asesorarnos a nivel genético, técnico y veterinario. Hay procesos que se aplican en otros sitios y hay que analizarlos. Pero, para hacer todo esto se necesita la cohesión y la unidad del colectivo para tomar acuerdos comunes y tener clara la línea a seguir. El respaldo lo tenemos y hay que seguir trabajando porque esto marcará la evolución del caballo en los próximos cinco o diez años.
¿Hay algún objetivo más a llevar a cabo en estos próximos años de mandato?
—El principal objetivo que nos marcamos es convertir Menorca y la Fira en un lugar de referencia nacional e internacional. Queremos que la gente venga aquí y conozca la Isla y su caballo. Buscamos alargar la Fira para poder dar cabida a otros eventos y que Menorca sea un polo de atracción. Menorca tiene muchos aspectos interesantes por los que venir, como por ejemplo el Camí de Cavalls, por eso hay que buscar la fórmula y, a su vez, subvenciones.
3 comentarios
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Guach, disculpes
.¿ Com va surtir s’idea de que podía ser reconeguna sa raça de cavall Menorquí…? ¿ la va tenir en Ramón Orfila?. Li va sugerir en Gual i n’ Escu?.
... en Tolo es un bon element, i segur que fará una tasca espectacular en aquest àmbit des món des cavall..