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Parafraseando a Joaquín Andújar, técnico del CE Alaior, el Sporting Mahonés ya tiene el fuego en la cola después del batacazo que se dio ayer en Maó frente al Badalona, su enemigo 'horribilis' en esta Liga puesto que le ha vencido en ambos partidos por 0-3.

Sólo los resultados de sus rivales directos han amortiguado, en parte, las consecuencias de un partido anestesiante en el que el equipo estuvo más espeso que nunca tanto en el maltrecho césped como en el banquillo.

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A Joan Esteva le faltó determinación para perseguir el triunfo en la segunda parte cuando se limitó a sustituir a un delantero (Mario) por otro (Trujillo) tras haber perdido a su mejor hombre, Ismael, por lesión, en el primer cuarto de hora. El técnico catalán sorprendió además, con una alineación experimental en las bandas, con Pedro Capó y Sergio Martínez, que ofreció un rendimiento global muy alejado al que pretendía su entrenador, perjudicado, eso sí, por errores puntuales defensivos que abultaron el decepcionante tanteo final.

A diez jornadas para el final del campeonato el Sporting, como mal menor después de romper abruptamente su racha de 9 partidos sin perder, mantiene una renta de 7 puntos respecto al descenso directo, pero de sólo 5 con la plaza de promoción. A la vuelta de la esquina, Barça B, Sant Andreu y Benidorm y Dénia, con Gavà entremedio, rocoso calendario que enciende todo tipo de alarmas en el Municipal. La afición comienza a temerse un final taquicárdico que no se corresponde, por ahora, con la regularidad de todo el año.