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No ha sido un buen fin de semana para laborar en el Diario. El fallecimiento del Padre Macián, no por esperado ha resultado menos doloroso para quien suscribe, después de haber compartido con él espacio, tiempo, trabajo y todas las ceremonias familiares –las más felices y también las más tristes– desde hace dos largas décadas.

No es que el 'Pater' tuviera un especial apego al mundo del deporte, pero su llegada a la redacción la acompañaba con una pregunta cortés dirigida a los redactores de esta sección: "¿Cómo están hoy los chicos del deporte?", nos interrogaba. Y a su marcha decía aquello tan propio: "Que tengáis una buena guardia", quizás por asociación con sus vínculos castrenses y médicos.

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Recordamos sus vaticinios en los partidos de España en Mundiales y Eurocopas o en los más importantes de los equipos menorquines. La verdad es que no acertaba ninguno, pero nunca dudaba respecto a su pronóstico a pesar de nuestras risas.

La bondad presidió la vida de esta persona singular, irrepetible, que forma parte de la historia de esta casa como una vertiente más de su prolífica existencia. Inquieto, ávido de conocer la información de todos y de todo, y presto a intervenir en cualquier conversación porque siempre aportaba algún elemento novedoso, al 'Pater' le vamos a echar muchísimo de menos por su calidez, su generosidad y sus palabras reconfortantes en situaciones personales o generales más comprometidas. Será imposible olvidarlo, Pater. Hoy me siento más huérfano sin usted.