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Hoy, y sin que sirva ni de excusa ni precedente… ¿Me permiten un monólogo? Gracias.

No por favor, no se me escapen en estampida, que tampoco era una amenaza, simplemente un dato recurrente cuando inicias un artículo y no sabes cómo hacerlo. Dónde estábamos… ahora recuerdo. Esta columna que un día engendró el buenazo de Pere Melis, fue muy claro al enfatizar que debía ser campechana, del pueblo y para el pueblo, con nombres propios pero de a pie, a ser posible antagónicos a todos aquellos que reinan sus respectivas barriadas encabezados con coronas de oro imaginario bajo el epígrafe de edil de barrio, por ejemplo. Mejor centrar nuestro objetivo en iconos de estas áreas limitadas de la ciudad, estos ilustres desconocidos que nos ofrecen referencias de fechas muy concretas de nuestra memoria personal. ¿A que sí?

Hace algunas fechas, no muchas, en el Taller de Prensa de la Casa del Pueblo del que disfrutamos casi una veintena de 'tribuletes', realizamos un ejercicio más propio de psicología (¿) que de periodismo (¿).

"Separaos de la mesa, cerrad los ojos y relajaos. Intentad borrar cualquier información posible por muy reciente que esta sea… ahora, sin forzar la situación, dejad que vuestra memoria os conduzca donde ella quiera, disfrutad del momento, tomad nota de todo lo que veis y escucháis y que en aquel momento pasó desapercibida para cualquiera de vuestros sentidos. Disfrutad del momento, disfrutad, disfrutad…

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Esta fue mi oferta y, créanme, las experiencias que contaban cada uno de los 'seducidos' eran fascinantes aunque juegas con fuego porque cada participante es singular y responde, por tanto, de forma especial a una situación que les puede colocar en el límite de sus posibilidades sentimentalmente hablando… y también en mi máquina del tiempo.

Las vertientes más importantes que ha sufrido el periodismo local en las últimas décadas han sido la proliferación de delegaciones así como un desarrollo tecnológico impresionante incapaces de proveerse con antelación. De trabajar en teletipos con cintas de papel taladradas a modo de comunicación por morse, o por fotocopiadoras a distancia a tres minutos el folio y fotografías imposibles de enviar, hemos pasado a la era 'on linee', o sea, en tiempo real, cada uno saca de su interior el contador de noticias que lleva dentro –que no periodista- y lanza su versión de los hechos (blogs), y cuenta con un soporte de información de un valor incalculable: las redes sociales. Antes llamabas al entrevistado, pactabas cita y sesión fotográfica mientras hoy día si la noticia es sobre Juan Pons Pons -ejemplo recurrente-, clicas en la celda 'buscar' con su nombre y la catarata de información sobre el susodicho supera a lo que los padres del mismo conocen de su propio hijo.

Pero son máquinas, solo máquinas que por muchas modas o modernismos que nos aporte, la tecnología del XXI necesitará siempre de una mano que la invente, programe, manipule, repare… recupero el inicio de este artículo cuando afirmo que Bill Gates pasará a la historia, pero cuántos manipuladores de la "@" habrán invertido su tiempo tras el gigante informático en aportar su granito de arena a la historia de su comunidad, barrio, isla, ciudad…

Este ¿exceso? de información que tengo -tenemos todos- de su intimidad, amigo lector, es un arma a nuestro servicio que utilizado con fines limpios y claros -como Internet- te ayuda a encontrar a amigos o conocidos que un día subieron al vagón del tren de tu vida y cuando andabas despistado observando sin malicia una falda modelo cinturón, ya no estaban ni persona ni vagón… hoy en día los encuentras a través de esa celda ubicada junto a "buscar'' en la red social Facebook, o lo que es lo mismo, das con la persona 'by the face', por la cara. La condición compartida de decano de la información deportiva junto a Nicolas Valverde, Nicolás Andreu, Miquel Àngel Pons… permite tener una lista de colaboradores y profesionales de aquellas delegaciones periodísticas que en su día emergieron en Menorca. Mi retorno en el ejercicio del arriba comentado Taller de Prensa y manipulación de la máquina del tiempo me ubica junto a Santos Vaquero… mira qué es caprichoso esto del retorno al pasado…

Reencontrado Vaquero en la ciudad condal, trabajó para PR. Systems, casado y con dos hijas. Santos era árbitro de la regional menorquina, no sé si buen o mal colegiado pero valiente sí lo era y de eso doy fe. Pero esa es la característica que más recuerdo de un joven con cierta melena, enfundando con la alcachofa en su mano derecha y abriendo codos para reivindicar su además de SER, también el estar presente en el abanico mediático del momento. Como todos alguna vez, cayó en la torpeza del manido e inexplicable 'no hace frío ni calor, sino todo lo contrario', pero otros caíamos en la tentación de escuchar su programa minutos antes que el nuestro… bueno, por si acaso el árbitro metido a locutor deportivo nos marcaba algún golito… pero lo que jamás olvidaré fue cuando vi a través de TV1 una entrevista a Emilio Butragueño realizada por ti, amigo Santos. Ahí te revalidaste y nos ofreciste tu mejor versión periodística. En aquel momento mis sensaciones fueron unas, hoy otras y lo que no te dije lo hago ahora: enhorabuena Santos, un placer encontrarte… reencontrarte 'by the face'.