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Sí, últimamente me pasa como a Mel, personaje interpretado por Robin Williams en la magistral película «Desmontando a Harry» de Woody Allen. Una de las escenas más surrealistas se produce durante un rodaje en el que el actor, ante el estupor general, se desenfoca.

El director le manda a casa y como el efecto de estar borroso perdura, finalmente la solución médica es repartir unas gafas a cada miembro de la familia para que le vean bien.

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Pero vamos al grano. ¿Por qué tengo la sensación de estar borroso ante el entorno que me envuelve? Pues porque no me siento cómodo. O yo no entiendo nada de lo que pasa o lo que ocurre pasa de mí. También se me podría acusar como a Harry Black (Allen) cuando, en la citada obra, su psiquiatra le suelta: «Usted espera que el mundo se adapte a su distorsión».

OTRA EXPLICACIÓN a mi caso es que me he sumergido es una etapa de escepticismo, eso sí con algún brote de indignación que, al final, me reafirma en la desconfianza/duda de la verdad o eficacia de esta sociedad en la que nos ha tocado vivir. Pasan los días y a pesar del revuelo que nos presenta la actualidad cercana y lejana nada parece cambiar para bien. Estamos donde estábamos. O es lo que a mí me parece. ¿Estaré distorsionado? Quizás con un cambio de gafas...