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Tanto esfuerzo de largos años por uniformizar el diseño territorial de la Isla (PTI) y vender la Menorca protegida y distinta como un todo para que, luego, cada municipio haga la guerra por su cuenta y ni el turista ni el residente sepan realmente a qué atenerse.

Por aquello de las mayorías políticas y la tan manida falta de consenso, el Ayuntamiento de Ciutadella no pudo aprobar anoche la declaración de zona de gran afluencia turística que precisaba para que los supermercados de más de 300 metros cuadrados puedan seguir abriendo los domingos. Así que, de no remediarlo un improbable milagro político en las dos semanas que restan para despedir el año, en 2015 no abrirán grandes superficies en Ciutadella y sí en Maó y Alaior. Donde manda el PP, y no cuenta el rechazo de la izquierda, ni ha lugar a la división de ASCOME, que se debate entre apoyar al pequeño comercio o a las cadenas.

Tampoco existe armonía a la hora de regular la ocupación privativa de las calles. De nuevo Ciutadella ha empezado a aplicar este verano una normativa más estricta, que apenas permite sacar un metro cuadrado de mercancía a las tiendas y restringe las terrazas de los bares según la zona. Nada que objetar si no fuera porque en Maó impera mayor permisividad y Es Mercadal cierra incluso alguna calle para que los restaurantes puedan sacar fuera mesas y sillas, y la ocupación sea así total.

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Otro tanto ocurre con los horarios de cierre de los locales de ocio, como si el derecho de los empresarios y de los vecinos del centro al descanso no fuera el mismo, tanto si se reside en Maó como en Ciutadella.

Hasta en la programación de actos culturales se producen coincidencias indeseables, a veces entre las entidades de la misma ciudad, sin que el ayuntamiento de turno sea capaz siquiera de remediarlo.

Hay menorquines de primera y segunda, y eso ya no es culpa ni de Palma ni de Madrid. Antes de buscar enemigos externos, que los hay, y muchos, haríamos bien en poner orden en casa...