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Hace pocas fechas han finalizado las obras de reforma de las fachadas del Palacio de Cultura de Mahón, que alberga la Biblioteca Pública de nuestra ciudad; se trata de uno de los edificios emblemáticos del centro histórico de la ciudad del levante menorquín, que desde hacía mucho tiempo necesitaba que las piezas antiguas de marés, fueran reformadas o sustituidas debido al deterioro por el paso del tiempo, además del desperfecto causado por la tramontana acompañada del salitre, un enemigo – este último – implacable con los edificios vecinos al Port de Mô.

Vecino a la biblioteca – antigua Casa Mercadal – están las casas consistoriales popularmente conocida como La Sala, edificio neoclásico que fue inaugurado en el año 1633 y reformado en el año 1788, recientemente la fachada también ha sido remodelada y hace un par de meses la campana del reloj municipal, ha sido restaurada por una empresa especializada europea…la cual está a la espera de que el soporte metálico se termine de restaurar, este por una empresa especializada menorquina de Lô.

Un enemigo común de estos dos históricos edificios, son los excrementos de las palomas que causan el deterioro de la piedra caliza, el cemento y del hormigón, ello se debe al ácido úrico y al ácido fosfórico contenido en sus heces.

El problema principalmente viene provocado por un ciudadano con nombre y apellidos, vecino de la zona, que se dedica a echar trozos de pan enfrente de las entradas de La Sala y la Biblioteca Municipal y los pobres coloms, comen, se pasean y por supuesto cagan en las aceras y en las fachadas, sembrando estos espacios de ácidos úricos y fosfóricos.

Teniendo en cuenta que existe una ordenanza que prohíbe dar de comer a las palomas en los espacios públicos, recomiendo al ciudadano en cuestión deje esta práctica que viene ejerciendo desde hace mucho tiempo, en caso contrario seremos varios vecinos que nos personaremos Dalt la Sala, para efectuar la pertinente denuncia. Vatuadell cent llamps, si quiere seguir como buen samaritano engordando estas simpáticas aves, abra la puerta de su vivienda y les organice un comedor social.

Seguimos en el casco antiguo mahonés, ya que un conocido mío me comentaba que hace pocos días, se dislocó un pié caminando por la plaza de la Constitución a consecuencia del jodido empedrado que lleva años deteriorado. Le dije que para solucionar el problema – el empedrado, no su pie – había un inconveniente ya que las piedras estaban protegidas. Risas por su parte y contestación al canto: A jo lo que m´interesa és protegír es meus tornells i ses pedres a fer punyetes o que s´arrangin.